CAPITULO XIX: Los negocios en PUY

A la mañana siguiente  se despiden de Ollande. Pierre le informa que estarán de tres a cuatro meses en el Castillo de Puy con la familia. Que si no hay problemas hasta Julio no se pasará por Narbonne. Quiere ver  como marchan las obras, y si todo va bien hasta finales del Otoño no espera trasladarse a su nuevo cometido. Esto dará tiempo a acondicionar el Palacio antes de su llegada. 

Pierre le comenta al Obispo que las obras de la Abadía y el Hospital están muy avanzadas, y el nuevo Regidor Louis de Molay acaba de llegar a Puy. Necesita organizar un poco todo en su Condado para poder dedicarse a otros menesteres. También tiene que firmar varios acuerdos con los señores de Valence, Saint-Eitienne y Clemond sobre el canal del Loira-Rodano. El Obispo asentía con la cabeza. Les deseo suerte en el camino que les esperaba. Pierre le ofreció dos de los soldados de la guardia que les acompañaba, pero este lo rechazo. Ya contrataría a unos mercenarios que le acompañaran hasta Narbonne. Seguiría descontándolo de su sueldo. De nuevo hubo risas y sobretodo un fuerte abrazo.

La idea es llegar la primera semana de Mayo a Puy. Cuando no llevan ni un día de marcha se enteran que el Rey Felipe II Augusto ha invadido los Condados de Maine y Anjou. La proximidad de la Cruzada le tendrá atado de pies y manos durante el tiempo que dure la contienda, por ello ha aprovechado este periodo donde todavía no se conoce la fecha de reunión en Brindisi. Las informaciones indican que quiere apoderarse del Ducado de Normandia, pero Sir William Marshall ha cruzado el estrecho de la Mancha con el ejercito cruzado que tenia preparado. Le acompaña George de York para poder establecer relaciones diplomáticas en un primer momento, que eviten la confrontación bélica. Eso hace que Pierre y Elisée aumenten el ritmo de la marcha para llegar cuanto antes a Puy. Necesita saber de primera mano los acontecimientos que se están desarrollando en el Norte de Francia. Espera que no sea necesaria su presencia, pero con el nuevo cargo de Instructor Papal todo es posible. Eso y que Inocencio III querrá que todo se tranquilice y no afecte a la Cruzada.

Cuando llegan a Puy se enteran de que Inocencio III ha decido que la fecha de partida de la Cruzada será el 28 de Febrero de 1218 desde el puerto de Brindisi. El conflicto bélico ha estallado en el Ducado de Normandia, y los ejércitos ingleses y franceses han entrado en guerra. La Guerra de los Diez Meses, así es conocida entre el pueblo, pues no puede durar mas de ese tiempo debido a la partida de la Cruzada. Pierre marcha hacia Évreux para representar a Inocencio III en el litigio. A principio de Junio empiezan las primeras conversaciones entre los dos bandos, pero de muy difícil situación debido a las constantes batallas que se estan llevando a cabo en los Condados de Maine y Anjou. Sir William ha conseguido detener el avance ingles y controlar el Ducado de Normandia. Las escaramuzas son constantes, y eso no hace más que aumentar las tensiones entre los dos ejércitos. Pierre sitúa su cuartel general en la Catedral de Évreux . Durante los siguientes meses las reuniones con George de York y el Secretario francés van alcanzando algunos acuerdos. Los avances son mínimos y ninguno quiere retroceder. Así va avanzando el verano, y con ello el malestar de Inocencio III. Ha amenazado a ambos reyes con la excomunión si en el plazo de dos meses no firman una tregua que permita a los ejércitos cruzados reunirse en Brindisi. Por fin a principio de Septiembre, y ante las amenazas de excomunión, el poco avance y la poca actividad de los ejércitos en los últimos meses, se firma la Paz de Évreux. En ella se llega al siguiente acuerdo acuerdo:

·        El Ducado de Normandía queda en posesión del Rey Enrique III. El cual no tendrá la obligación de vasallaje con el Rey de Francia cuando se encuentre en dicho territorio, siendo tratado de Igual a Igual.
·        Los Condados de Maine y Anjou pasarán a protectorado Frances.
·    El resto de territorios se mantendrán bajo los dominios de sus respectivas coronas.
·        Dicha Paz durará mientras los cruzados estén en Tierra Santa, y nunca menos de diez años desde que se firme dicho documento.

La alegría es infinita en la persona de Inocencio III, el cual consigue una paz entre todos los Reinos Cristianos que hace que todos marchen hacia Brindisi. Pero es tal la felicidad que en los días sucesivos sufre un accidente en una cacería. Su ya de por si mal estado de salud, unido a esto hace que permanezca en cama con fiebres altísimas. La preocupación reina entre los muros del Vaticano, y el desenlace no se hace esperar. El 17 de Septiembre de 1217 muere Inocencio III sin ver partir la Cruzada que tanto ansiaba y deseaba.  El cónclave reunido de urgencia y apremiado por la partida de la V cruzada elige a Cencio Savelli  como nuevo Papa con el nombre de Honorio III.

Las noticias vuelan por los Reinos Cristianos, el nuevo Papa alienta a los cruzados a proseguir su marcha hacia Brindisi. Se mandan documentos a los Reyes sobre la naturaleza de dicha Cruzada firmado todo por el nuevo Papa, que aprovecha para presentar sus respetos. Honorio III dictamina que Ugolino de Segui (sobrino de Inocencio III) será el Delegado Plenipotenciario del Vaticano en Avignon y la Provenza y a Paul Ollande igualmente  en el Languedoc. Sabe de la necesidad de tener apoyo en la Francia de Felipe II.  El Delfín Luis cambia su rumbo y en lugar de embarcarse en Marsella para llegar a Brindisi marcha con su ejercito hacia Roma para presentarse delante de Honorio III y ser bendecido por él.  En dicha ciudad se le unirá el Cardenal de Genova. En el último momento, el Rey Andrés II de Hungría también se une  a la comitiva. Es un magnifico espectáculo ver desfilar al ejercito cruzado por las calles de Roma, digno de las epopeyas de Julio Cesar. El colorido desplegado hace que la ciudad se vuelque con ellos y sean recibidos como héroes. 

Nunca en las anteriores cruzadas se les recibió de esta manera, el empeño de Inocencio III había surtido efecto en los ciudadanos. Honorio III estaba feliz de que todo estuviera saliendo bien. La Paz de Évreux había calmado los ánimos de Felipe II Augusto y su deseo de anexionar territorios al Reino de Francia. Por otro lado el problema cátaro estaba siendo tratado en el Languedoc de una forma modélica, con mucha diplomacia y algo de astucia, lo que no estaba levantando ningún tipo de problema. La palabra herejía se estaba olvidando. La Reforma de la Iglesia se estaba llevando a cabo ya no solo por Domingo de Guzman, sino que las propias ordenes religiosas. Viendo el camino seguido por los Dominicos,se habían puesto manos a la obra para erradicar las malas practicas dentro de sus comunidades. 

Las noticias en el sur de la península eran bastante halagüeñas. El Islam solo controlaba ya el Reino de Granada, Málaga y Tarifa. Varias ciudades del Reino de Murcia como Callosa, Orihuela, Águilas y Cartagonova y otras de Extremadura. El problema estaba siendo la repoblación de las tierras. No había suficientes pobladores para tanto territorio conquistado. En la mayoría de los casos eran los propios musulmanes los que seguían viviendo y controlando los pueblos y ciudades. Las órdenes de Montesa y Calatrava estaban ayudando a dicho control, construyendo haciendas y pequeños castillos en zonas de posibles conflictos. Parece que el nuevo Papa ha traído la tranquilidad a sus Reinos.

Por su parte Pierre continua en Puy viendo las obras de construcción de la Abadía y del Hospital, que están ya muy avanzadas. El terreno y los primeros movimientos de tierra  de la Universidad  van por buen camino. Los acuerdos sobre el canal que permita la navegabilidad entre los rios  Rodano y Loira ya esta firmado. El Señor Aramis ha conseguido inversiones de ciertas ciudades que se verán beneficiadas por el comercio marítimo interior. En esta época de guerra, la industria armamentística va a crecer y mucho, y con ella todos sus derivados e industrias cercanas. 

Aprovechando la Paz de Évreux se firmó con el Secretario Real un documento de concesión de dicho canal, sufragando los gastos los condados firmantes. El Rey tendría permiso permanente de utilización, sin pago de aranceles. Recibiría cada año una cantidad de dinero proporcional  a uno de veinte de los barcos que surcarán dicho canal. Para ello se nombraría un Aduanero Real que controlara el transito marítimo.   Este aduanero estaría integrado dentro de la Oficina del Canal, donde estarían representados los Condados firmantes, para un control de las finanzas de dicho comercio. En un principio el reparto del beneficio se realizará de acuerdo a la proporcionalidad del dinero invertido en la obra, siendo las primeras cantidades iguales para todos tanto de inversión como de beneficio. La concesión Real se firma a cincuenta años ampliable hasta un siglo bajo ciertas condiciones que se estipulan en el documento. Después de dicho tiempo y si no hubiera ampliación de contrato, pasará a manos del Tesoro Real. Por su parte los Condados firmantes tendrán posibilidad de modificar sus criterios económicos cada cinco años, si alguno de los socios lo indicará. Toda inversión externa a ellos se estudiaría en la Oficina del Canal, de la cual Pierre estaba redactando un documento como reglamento.

Louis de Molay ya estaba ayudando en el gobierno de la ciudad como Regidor. EL Palacio de Justicia ya estaba terminado, aunque seguían viviendo en el Castillo. Blanca había tomado al pequeño Jesús como su nieto y no quería que se marcharan de allí. María era una persona encantadora y había hecho buenas migas con Elisée. Quería que todos fueran como una gran familia, y además sabía que Pierre no iba a estar siempre en Puy. Sus quehaceres eran cada vez mayores y ya se oía entre la gente importante, que le iban a nombrar Senescal del Languedoc, Avignon y la Provenza . Eso significaba que después del Rey, el Delfín y el Secretario Real el era la persona más influyente en el Reino de Francia. Por encima de Duques, Condes y Barones, la palabra de Pierre resonaría entre los muros del Louvre. Esto unido a su cargo de Instructor Papal, hacía que Blanca supiera que el tiempo de permanencia en el Castillo sería el mínimo. Por eso Pierre no había puesto ningún impedimento a que permanecieran allí.

El mayor acierto fue la elección del Consejo de la Ciudad. Diez personas acompañarían al Regidor en la toma de decisiones. De entre todas las reuniones que se mantuvieron se eligieron cuatro comerciantes, el párroco, dos arrendatarios, un ganadero, un agricultor y un cátaro. Todos tomaron con mucha ilusión su inclusión en dicho consejo, que se reuniría de forma ordinaria cada diez días para tratar los temas recopilados por el Regidor y de forma extraordinaria para tratar algún tema de especial urgencia. Para convocar este último se necesitaba la petición de cuatro de los miembros y nunca mas de uno cada dos meses. Se nombró un comisario de la ciudad, con un ayudante. El dinero de su sueldo saldría de un impuesto llamado de “ciudadanía”, que pagarían los comerciantes y mercaderes, tanto los instalados en la ciudad como los que venían el día del mercado. Parte de la recaudación serviría para limpiar la plaza después del mercado. Se instalo en los sótanos del Palacio de Justicia varias celdas para aquellas personas que no cumplieran con los reglamentos de la ciudad.

La implicación de la ciudad en estos proyectos hizo que se aumentará el nivel de vida en Puy. Las cosechas de ese septiembre fueron magnificas. La recogida de la uva superó con creces las expectativas y los caldos que se iban a poder producir se podrían comercializar a un precio superior al pensado. Aunque la inversión en los edificios había sido grande por parte de Pierre y su familia, al final contó con el apoyo de varios de los comerciantes mas ricos. Un hospital y una Universidad atraería a muchas personas y eso haría crecer y mucho la ciudad. Aunque el hospital no estaba del todo terminado ya se había empezado a utilizar. El medico asignado por Yusuf de Narbonne era Samuel Ben-Jasif, había estado dos años ayudándole desde que había venido de Damasco. Sus conocimientos eran excelentes y tenía algunas técnicas nuevas que le hacía muy competente. Pierre estaba encantado con él, además su soltería y juventud hacía que estuviera totalmente volcado en el proyecto todas las horas del día. 

El hospital se estaba diseñando y amueblando a su entero gusto y necesidad. Claridad y limpieza era sus dos palabras preferidas. Juntos habían diseñado unas cuotas del servicio, para la utilización puntual o temporal del hospital. Se contemplaban cantidades económicas o trueques. En ningún caso se pensaba en un negocio, sino en una supervivencia digna del hospital. Se le había dotado de un terreno como huerto, con unos pequeños corrales donde había unas gallinas, algunos conejos y cerdos. Una estancia para lavar y hervir las ropas y asi evitar infecciones y contagios. Las cocinas donde preparar las dietas necesarias para cada uno de los pacientes. Aquí es donde podían ayudar aquellos pacientes sin posibilidades económicas, algún familiar podía colaborar en muchas de las actividades que allí se desarrollaban.

Pierre no había tenido tiempo de desplazarse a Narbonne para visitar a Paul y de paso felicitarle por su nuevo nombramiento por parte de Honorio III. Le mando un mensaje y quedó en ir para mitad del otoño coincidiendo con la visita de Domingo.

Este hacía varios meses que trabajaba sin descanso en establecer un poco de orden en el deteriorado clero de la zona de Genova. Martín había sido todo un descubrimiento. En las primeras semanas, se recorrió casi todo el territorio y recluto a los monjes y frailes mas validos para llevar a cabo dicha reforma. En unas jornadas celebradas en el Palacio de Genova, él y Domingo informaron de cual era la misión, y el camino que había que tomar. A cada uno de ellos se le entrego un documento donde se les autorizaba a tomar decisiones sobre los párrocos y  los sacerdotes que en ese momento impartían la palabra de Dios. Se les autorizaba a mandarlos a Genova para  estudiar el caso de cada uno de ellos. Entre los problemas existentes estaba el abandono de sus funciones,  decadencia, celibato, exceso de autoridad, etc. Una vez en Genova se les instruiría de nuevo, para poder enseñar de nuevo la palabra de Dios. Aquellos que no quisieran enmendar sus pecados, se les retiraría de la Iglesia. 

Parece mentira pero ya son seis meses lo que llevaba en Genova. El camino marcado marchaba por buen camino y Martín era una persona modélica para continuarlo. Eran muchos los religiosos que querían un cambio, pero las pocas motivaciones y los pocos incentivos por parte de la clase alta, les había hecho desistir. La Cruzada y el nuevo Papa habían dado brío a muchos de ellos.

Domingo escribió a Honorio III del estado de su misión. Necesitaba que nombraran a Martín Obispo y que continuara él con la Reforma en el Noroeste de Italia. Sería bueno que dicha reforma se expandiera a todo el Norte, pero habría tiempo después del invierno. Le informo de su marcha al Languedoc donde tenia que poner al frente de los Dominicos a una persona valida, capaz y joven, ya que sus continuos viajes y su edad lo requerían. También deseaba pasar por Puy para  poner en funcionamiento la nueva Abadía, donde Dominicos y Cátaros iban a empezar a  trabajar conjuntamente en el hospital, lo que suponía un paso mas en la inclusión dentro de la Iglesia. Es verdad que ya llevaban meses una comunidad cátara trabajando con los dominicos en Puy, y el hospital sería un buen objetivo. Por otro lado quería visitar a Fulko en Lagrasse, sabía que estaba enfermo y quería comprobar su verdadero estado. Le agradecía a Honorio III la confianza depositada en su persona, despidiéndose muy afectuosamente.

Esperaba llegar a Puy a mediados del otoño, para luego continuar viaje hacia Narbonne y Lagrasse. Esperaba que Pierre le acompañara una parte del camino, para así poder conversar como antiguamente cuando recorrían los campos entre Montsegur y Foix. De los amigos ingleses pocas noticias habían recibido, ya preguntarían cuando estuviera junto a Pierre. Antes de marchar de Genova, recibió un comunicado de Roma, el Papa Honorio III había nombrado Obispo de La Madeleine de Genova a Martín, ampliando la misión de la reforma a todo el norte de Italia. Ugolino estaba marchando hacía Avignon para hacerse cargo de dicha Diócesis. Le agradecía todo lo realizado y que continuará con su misión en el Languedoc.

Una vez arreglado todos los tramites con Martín, Domingo emprendió el viaje hacia Puy. Sabía que Ugolino marchaba hacia Avignon y quería charlar con él sobre la situación que se iba a encontrar en la zona. Estos dos últimos años habían sido de un trabajo intenso para reformar parte del clero llano, pero sabía que todavía quedaba una parte importante por hacer. Gracias al último Concilio se podía empezar a incluir a los cátaros en  menesteres dentro de la Iglesia, y la primera prueba era la Abadía y Hospital de Puy, que pertenecían a la nunciatura de Ugolino. Quería que comprendiera la dificultad de dicha empresa y le diera el tiempo y cariño necesario. El apoyo de los dominicos iba a ser fundamental para que todo se desarrollara según lo planeado. 

La verdad que la conversación fue luego más facil de lo esperado. El temperamento no era el de su tio Inocencio III, mucho mas agradable y con una  visión más aperturista. Entendía la necesidad de dar un nuevo sentido a la iglesia, haciendo una reforma gradual de cada uno de los estamentos. Una apertura a nuevas ideologías que enriqueciera lo ya existente, y un acercamiento de todos los cristianos a una unificación. Domingo no esperaba encontrar a alguien tan próximo a los planteamientos defendidos por él mismo y Pierre.  Así que continuó viaje con grandes esperanzas sobre la persona de Ugolino.

A principio de mediados de otoño llega a Puy donde se encuentra con la agradable sorpresa de que Elisée está embarazada. En el castillo reina la felicidad y todos esperan un feliz desenlace. Pero tiene que guardar reposo, ya que unas fiebres le ha perjudicado el comienzo de dicho embarazo, dejándola bastante débil, habiendo sangrado en algún momento. Samuel el medico la ha visitado y espera que todo marche bien. Es el momento para presentarle a Domingo, y poder visitar el nuevo hospital. 

Pierre no para de hablar y la cara de Domingo es de total felicidad. Está ansioso por verlo, la impaciencia le recorre el cuerpo mientras se acercan, y es el momento de empezar a preguntar sobre toda la información que le ha dado Pierre. Aunque sabe que Pierre esta informado de todo decide preguntar a Samuel. Le interesa toda la organización interna del hospital, labores administrativas, de intendencia, numero de camas, personas que se pueden atender, numero de ayudantes, monjes colaboradores, personal allegado, previsiones, mantenimiento, y un sinfín de preguntas que no creían que pudiera ocurrírsele. 

Pero los días de viaje habían sido muy largos y a Domingo no se le había pasado ningún detalle que preguntar. Fueron recorriendo las estancias del hospital, comprobando la situación y funcionalidad de cada una de ellas. Domingo quedo gratamente sorprendido de la magnitud de la obra. Quiso saber como se comunicaba con las dependencias de la Abadía. Los monjes eran el gran apoyo a dicha obra y por eso la comunicación tenia que ser rápida y sencilla. Comprobó que gracias a unos pasillos y unas escaleras se accedía de un edificio a otro. Domingo estaba totalmente entusiasmado de cómo se había terminado todo. Ni en el mejor de sus sueños hubiera pensado en la funcionalidad de aquellos dos edificios. Había mejorado la experiencia de Lagrasse y podría servir como modelo para implantar en otros condados. 

Pierre le pidió calma, había sido un esfuerzo titánico terminarlo en tan poco tiempo, no solo económico sino humano y era el momento de empezarle a dar uso. Le enseñaron los huertos y corrales, la cocina y comedores, el área de lavado y cocción, así como diversos almacenes. Se habían dejado ciertos terrenos preparados por si en un futuro las necesidades  hicieran ampliar alguno de los edificios. Domingo iba saludando al personal con el que se iba encontrando. Pregunto si había algún encargado dominico en alguna de las funciones del hospital. Samuel le explico que había nombrado a un joven aprendiz llamado Jose para ordenar los turnos de los monjes para las actividades del hospital y la abadía, así como las guardias y los horarios de rezo. 

En las pocas semanas que llevaba en su puesto la eficiencia había sido máxima, y quería proponerle a Domingo que fuera el responsable de la orden en la abadía si Domingo lo aprobaba. Pregunto por el papel de los cátaros, y estos estaban siendo considerados igual que los dominicos, no se había hecho ninguna diferenciación, solo en la indumentaria que ellos llevaban un cordel negro a la cintura. Domingo estaba cada vez más satisfecho de todo lo que se estaba realizando estas primeras semanas en Puy. Se despidieron de Samuel que fue llamado para atender a un paciente que había empeorado y se quedaron ellos solos. Le dio las gracias a Pierre por la magnifica obra que había realizado, este le acompaño por otro breve paseo por la abadía, hasta que se sentaron un rato sin decir una sola palabra. Se le veía claramente emocionado.

Después de otro rato de paseo por fin se acercaron a las dependencias que Samuel había destinado para el trabajo de Jose. Este estaba redactado un documento para el comportamiento de los pacientes y sus familiares. A Samuel le gustaba tener todo controlado, y no dejar nada a la sorpresa. En cuanto vio aparecer a Pierre y Domingo se levanto y se dirigió a saludarlos. Estuvieron durante un largo rato charlando sobre la organización de los monjes, tanto en labores del hospital como en la abadía, pasearon por algunas de las dependencias que todavía no habían visitado por encontrarse cerradas, y fueron a ver alguno de los pacientes que se encontraban en ese momento en las habitaciones. Domingo asentía con la cabeza todas las explicaciones de Jose.

Después de la visita y de las explicaciones pertinentes, se despidieron y marcharon hacia el castillo. Al llegar les esperaba una estupenda cena. Elisée estaba recostada en un sillón cercano a la mesa, estaban Blanca y Molay, así como la familia del Regidor Louis.   Tras las presentaciones todos se dispusieron a cenar después de un largo día de trabajo. Pierre estaba muy ocupado con la Universidad, la cual estaba tomando un poco de forma. Se habían dibujado unos pequeños planos de los edificios principales que acogerían cada una de las disciplinas a impartir. El mas próximo al hospital seria el de medicina y cerca del palacio de Justicia el de leyes. El edificio de teología se estaba modificando para situarlo cerca de alguno de ellos, pero estaban esperando para hablarlo con Domingo y en su defecto con Ugolino, ahora que se encontraba en Avignon. Se rumoreaba que podría ser el primer Rector de dicha universidad, y aprovecharían su primera visita para discutir el emplazamiento. 

Mientras tanto se podrían impartir clase en alguna de las aulas de la abadía, mientras el número de alumnos no fuera numeroso.Al día siguiente se lo enseñaría, aunque no quería perder mucho tiempo en Puy. El estado de Elisée coincidía con el viaje a Narbonne para ver a Paul, y quería que fuera cuanto antes por si no existía mejoría y tenía que regresar de inmediato a Puy. Domingo lo lamentaba, pues hubiera querido que le acompañara ambos hasta Lagrasse y visitar a Esclarmonde. Pierre le comento que eso era imposible, aunque Elisée intento convencerle de que se encontraba bien y que lo acompañara.

Al día siguiente recorrieron parte de la ciudad viendo los cambios que se estaban produciendo. Visitaron a Louis en el Palacio de Justicia y aprovecharon para ver como actuaba el Consejo reunido aquel día. A Domingo le pareció una idea genial, eso le quitaba trabajo y presión al Conde, siendo los propios ciudadanos los que juzgaban sus propios problemas. La legislación con la que se estaban juzgando era todavía básica, pero se habían redactado diversos documentos y reglamentos que iban siendo revisados cada cierto tiempo, e incorporando nuevas leyes que cumplir. Con lo que esperaban tener un Código de Leyes en un tiempo relativamente breve. Después se acercaron al barrio de los artesanos y comerciantes. Se había creado una especie de asociación que  les englobaba por actividades, haciendo mas fácil la resolución de problemas derivados de precios y horarios. Esto había hecho que aumentaran las producciones, y por lo tanto las ventas a condados vecinos. La gente tenía garantía de un buen producto a un buen precio.

Después de comer aprovecharon para visitar las obras que se habían comenzado a hacer en el Loira y poder así disfrutar de una agradable velada con toda la familia

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