CAPITULO XXII: Instructor del Delfín de Francia

No llevaba mucho tiempo en Puy cuando llego un mensaje de Paris, Felipe II había empeorado y se le citaba como Senescal del Languedoc. El Consejo Real querían que Pierre fuera el que redactara el testamento del rey y los documentos previos a la sucesión al  trono de Luis VIII “EL León”. Había muchos tratados firmados y se necesitaba una tranquilidad  y continuidad en el cambio de Monarca. 

Ya hacia varios meses que el Rey no presidía el Consejo y era Luis su representante, por ello era mejor dotarlo de un documento oficial. Pero no hizo falta, a los pocos días de llegar a Paris, y cuando se estaba comenzando a redactar, fallecía Felipe II Augusto. Era Marzo de 1224. 

Los actos fúnebres duraron varios días y su cuerpo fue expuesto en la Capilla del Louvre para que lo visitara todo el pueblo. Enrique de Burgh encabezó la delegación de Inglaterra en representación de Enrique III. Aunque el momento no era el más idóneo se noto la alegría de volver a encontrarse después de tantos años. Tuvieron tiempo durante los días previos al entierro en mantener conversaciones tanto personales como oficiales, pudiendo ponerse al día de todas las noticias que habían sucedido en los últimos tiempos. Añorando tiempos pasados y hablando de amigos que ahora no estaban.

La subida al trono de Luis VIII trajo unos meses de tranquilidad. Pierre pudo confirmar los buenos trabajos de Enrique con Gales, Escocia e Irlanda. Durante esos días que pasaron en Paris intercambiaron ideas de la nueva Europa, el marco político, económico y social que se estaba produciendo. Las nuevas fuerzas que se estaban viendo, así como el poder que cada uno tenía y quería. Ellos tenían claro el orden de las cosas y hasta donde tendrían que avanzar los territorios de cada uno de los Reinos. Sabían que la historia se iría escribiendo por la fortaleza no solo de los Reyes que estuvieran en cada momento en el trono, sino de los políticos que les rodearan y de la habilidad que estos tuvieran para poder ejercer su política. 

Fueron días de muchas conversaciones, planes conjuntos, reuniones de trabajo. Enrique felicito a Pierre por su ascensión económica y política, así como las grandes proyectos que había abordado como el canal y la universidad. Eso le daría poder para años venideros, y en esta época de la historia era fundamental.

No paso desapercibido para muchos de los allegados del nuevo Rey, la buena sintonía entre el regente de Inglaterra y Pierre. Cuando Enrique partió para Inglaterra con su séquito y Pierre se disponía a hacer lo mismo fue llamado a Palacio por Luis VIII. En audiencia privada, primero con secretario real, pero más tarde a solas, fueron charlando de la política de Francia. Pierre escucho como siempre y fue formando una idea de lo que el joven Rey le estaba pidiendo. Intuía que la reunión con Enrique  le tenía intrigado y quería saber de ella. Cuando se quedaron a solas Pierre realizo un pequeño resumen de las reuniones de trabajo, así como una valoración a su entender de lo que tendría que ser los movimientos de Francia para recuperar territorios y finalizar la obra que su padre tenia en su cabeza, recuperar el Languedoc, Normandia y Aquitania. Era un proceso largo pero posible.

Luis VIII se levantó del trono y camino por la alcoba real, pensativo, con la cabeza agachada mirando al suelo y resoplando. Estaba tramando algo, pero Pierre estaba totalmente despistado sin saber que pensar de las palabras que pudieran salir de la boca real. De repente se paro delante de Pierre, tomo un pequeño taburete y se puso a su altura. Quería que fuera el instructor del joven Luis, el nuevo Delfín de Francia. 

El asombro de Pierre fue total, era un grandísimo honor educar al próximo Rey de Francia. Pero ahí no acabo todo, le quería como asesor personal durante el tiempo que tardara en encontrar un nuevo acomodo al secretario real. Este estaba mayor y era una persona de confianza de su padre. Tenía pensado mandarlo de embajador a Roma  o Londres, y Pierre podría ayudar en cualquiera de las dos plazas. Sería un retiro honroso tras los años de dedicación y eso significaría el ascenso a Secretario Real de Pierre. Este casi se cae de la silla, no cabía de alegría, pero también de responsabilidad. Agradeció al Rey tan enorme confianza y con una reverencia confirmo la aceptación de los cargos.

El Rey le pidió un favor, no sería hasta el invierno cuando ocuparía su cargo oficialmente, quería llevar un transito tranquilo en estos primeros meses e ir cambiando según las necesidades. El Reino estaba en un magnifico momento, las buenas relaciones y tratados firmados hacían que el desarrollo económico llenara las arcas reales, y eso era importante. Esperaba que el proyecto del canal finalizara con éxito así podría conectar el atlántico con el mediterráneo sin necesidad de rodear la península ibérica. Estaban empezando y no había por que correr. Podrían seguir en contacto gracias a correos periódicos, y de esa forma podría terminar Pierre sus proyectos en Puy y comenzar el traslado a París

Pierre partió de Paris a finales de la primavera de 1224, lo que iba a ser un viaje de varias semanas se convirtió en casi tres meses. Pero la felicidad era completa. Durante el viaje hablo muy poco, en su cabeza fue moldeando un plan que tendría que llevar a cabo durante el verano y el otoño siguiente. Como ir desarrollándolo sin poner en peligro el secretismo impuesto por el rey. Cuantas menos personas lo supieran mejor, y cuanto mas tarde también. Es difícil guardar un secreto de tal magnitud, por ello tenía claro los pasos a seguir.

En un principio reunirse con Molay, era una tumba y sería la persona que guardaría un secreto hasta la muerte. El sería el encargado de conocer el plan concreto y de llevarlo a cabo junto a Louis, que obtendría mucho mayor poder cuando el marchara a Paris. Los plazos del canal seguían su curso y podía que al final de verano estuviera finalizado. Había que tener una reunión con todos los socios y marcar los  tiempos. El puerto de Arles estaba ya funcionando al 95% y hasta Valence se podía navegar .Ya era mucho el comercio que se estaba manejando, e iba a aumentar en los próximos meses.

El Papa Honorio III tenía pensado una reunión de cardenales en Avignon, y así de paso bendecid el nuevo Palacio Ducal que había finalizado hacía pocos meses. A dicha reunión participarían Paul, Ugolino y Martin y sería una magnifica ocasión de explicar la situación que se iba a producir. Pensaba proponer a Bruno Cadoré como instructor del Tribunal de la Santa Inquisición, pues sus nuevas ocupaciones le mantendrían lejos del Languedoc.

El otro tema que tendría que abordar sería las relaciones externas con los Reinos fronterizos. Eso significaba aumentar los lazos con Inglaterra, Aragón, el Vaticano y el Imperio. Dos eran los caminos. Matrimonios de conveniencia que aseguren tratados de paz y posibles anexiones de territorios, y el establecimiento de embajadas en dichos Reinos ,que reforzaran los tratados existentes y crearan otros  nuevos.

Con estos pensamientos fueron pasando los días y llegaron a Puy. Eliseé corrió de alegría a abrazar a Pierre, los meses habían pasado muy lentos con su marcha y encima las noticias de su estancia en Paris no habían ayudado. La muerte de Felipe II había corrido como la espuma por todo el Reino, las misas y duelos por su alma habían llenado el territorio francés, pero también con ello la incertidumbre del nuevo Rey. Como siempre Pierre tuvo unas palabras de tranquilidad para ella, y con un beso en la mejilla marcharon a saludar al resto de los familiares y amigos que se encontraban en el castillo.

Tras unos días de descanso y paseos en compañía de Eliseé, Pierre se fue poniendo al orden de lo sucedido en Puy durante su marcha. Lo primero que hizo fue reunirse con Molay, aprovechando una escapada al campo para ver las cosechas, así como alguna pequeña infraestructura que se estaba arreglando como pozos y almacenes de recolección. Mientras montaban tranquilamente a caballo Pierre le fue confesando las palabras de Luis VIII y el plan que había detallado. Para Molay Pierre era como su hijo. Eran muchos los años que le conocía y aunque el tiempo que pasaban juntos no era mucho si era el suficiente para haberle tomado un afecto especial. Se sentía orgulloso de él y en este momento lo estaba. Pierre iba a pasar a ser uno de los hombres mas importantes de Francia y lo contaba con una naturalidad extrema, sin ningún tipo de arrogancia. Y encima estaba confiando en su persona, le parecía increíble.

Así transcurrió toda la mañana, entre paseos y conversaciones con los lugareños. Estos se sentían orgullosos de que su señor les visitara y compartiera tiempo con ellos. La comida la realizaron con un grupo de campesinos que habían parado a comer y ellos compartieron las viandas que llevaban, sobretodo el sabroso vino que Blanca había hecho poner para su hijo Pierre. Los campesinos valoraban esos detalles del Conde.

Por la noche se había preparado una cena familiar donde estarían Ugolino y la familia Molay. Maria y los niños eran unos asiduos del castillo, ya que Blanca los consideraba sus nietecitos y a Eliseé le daban mucha compañía. Como la noche se preveía buena para las fechas de verano que se encontraban pensaban tomar algo en el jardín del castillo. Para ello habían invitado en ese momento a los miembros del Consejo de la Ciudad y sus acompañantes.  Quería que fuera algo informal, para poder charlar tranquilamente. Al día siguiente Pierre iba a presidir el Consejo y quería mostrar su agradecimiento por el trabajo realizado durante estos meses. Louis había ido informado a todas las  personas invitadas y todas habían mostrado su alegría. Las reuniones con el Conde eran muy agradables y la cercanía que mostraba hacía que la unidad dentro del grupo de trabajo creciera. Sin querer, este tipo de eventos quitaban toda la tensión que los plenos producían y que las malas informaciones que circulaban por la ciudad sobre algunos temas se aclararan antes de ser debatidas y de una forma mucho mas tranquila. Y todo con la palabra de Pierre que engatusaba, y de que manera, a todos los participantes. Eran famosos sus brindis, palabras concisas y breves pero con un significado intenso, así como mucho reconocimiento y valoración a las personas a las cuales iba destinada.

Todo salió excelente, fue una noche agradable y dio comienzo a un verano fabuloso. Aunque las fiestas eran en Septiembre Pierre quiso introducir algún toque novedoso para los días de calor donde la gente se agolpaba por la rivera de Puy. En Paris el Rey tenía música que amenizaba esas noches calurosas de Palacio. Evidentemente Puy no era Paris pero algo se podía hacer. Ugolino en la Universidad tenía grupos que practicaban música. Era una de las asignaturas importantes que se habían introducido como comunes a todas las ramas de la ciencia. Ugolino era un enamorado de la música de cámara, y lo había propuesto desde que se hizo cargo del Rectorado. Sería bueno que dichos grupos realizaran un pequeño concierto en la rivera del Rodano y amenizara dichas noches. Podría aprovecharse varios días y formar una especie de festival. Pierre se haría cargo de los gastos.

A Ugolino le maravillo la idea, agradeció a Pierre la confianza en el para realizarlo. Aprovecho la ocasión para hablar con Louis y el Conde sobre la educación de Juan, el hijo mayor del Regidor que ya contaba once años. Quería tenerle bajo su tutela, el niño tenía buenas maneras para el estudio y quería aprovecharlo. Esto no quería decir que terminará entrando en la Iglesia, sino solamente una instrucción académica. A Pierre le pareció magnifica la idea y Louis se enorgulleció de que el Rector de la Universidad quisiera ser el instructor de su hijo. Los tres brindaron por dicho acuerdo.

Desde un pequeño rincón Blanca y Molay disfrutaban de la velada. Cuando Pierre se encontraba en el Castillo intentaban permanecer a un lado, darle la importancia que verdaderamente tenía, era el Señor del Condado. No se inmiscuían en la toma de decisiones que el realizaba y solo opinaban cuando el preguntaban. Tenían la suerte de que Pierre confiaban en ellos, y les consultaba cada una de las cosas que rondaba por su cabeza y  eran muchas. De repente Pierre se acerco a ellos, les abrazo con fuerza y les hizo levantar de sus asientos.

Unos sirvientes trajeron unas copas de oro y una botella especial. Tocando la copa con un pequeño tenedor llamo la atención de los presentes, todos se giraron hacia el Conde. Pierre llamo a Eliseé para que les acompañara, descorcho la botella y sirvió las copas. Los sirvientes rellenaron las copas de los demás invitados de un vino espumoso especial. Pierre alzo la copa y todos le siguieron, entonces pronunció las siguientes frases “Quiero agradecer en estos momentos la dedicación de mi madre Blanca, los años de trabajo, la constancia y tenacidad para que Puy fuera lo que hoy es. Me siento orgulloso de ser hijo de ella y por eso alzo esta copa, para que Dios le de salud y permanezca entre nosotros largos años. TE QUIERO MADRE “ , Las copas chocaron y bebieron, Blanca se levanto y abrazo a su hijo, llorando de alegría y felicidad. Los sirvientes fueron rellenando aquellas copas que se quedaron vacías y de nuevo Pierre alzó la copa.

El silencio fue ahora sepulcral “ Me siento orgulloso y bendecido por tener a mi lado un ayudante tan magnifico. No solo para mi, sino también para mi madre. Caballero Molay es grandísima la gratitud que te debemos. El Condado de Puy te debe parte de su esplendor, pero mi familia también. GRACIAS POR ESTAR CON NOSOTROS”. Molay se acerco a Pierre, abrazado a Blanca estrecho con fuerza su mano. Las mujeres empezaron a desplegar los pañuelos de seda para enjuagar las lagrimas. 

En ese momento Pierre dijo “ Elisée gracias por todo, por esta magnifica vida que llevo y poder estar contigo todos los días que el SEÑOR nos ha proporcionado. TE QUIERO”. El aplauso fue increíble, la familia abrazada y entonces lo nunca visto. Louis cambió su rictus de seriedad y lanzo un “VIVA LOS CONDES, VIVA PUY”. El eco de los vítores resonaron en toda la ciudad, y Maria se acerco a su marido para besarle por tan magnifica y loca iniciativa. De esta forma los Condes dieron por finalizada la velada y fueron saludando a cada uno de los invitados y agradeciéndoles su presencia.

El verano transcurrió más deprisa de lo que cabía esperar. Se agilizaron los últimos retoques del canal. Aramis visito a Pierre para revisar el contrato real. Más tarde tuvieron una reunión con todos los socios y pusieron una fecha para inaugurar oficialmente el recorrido oficial. Pierre quería que se inaugurara en Saint-Etienne. La industria armamentística había aumentado y Aramis fue el que primero que  había pensado en el canal muchos años antes. El tenía que llevarse los honores. Todos asintieron antes las palabras de Pierre y Aramis agradeció dicha propuesta. Invitó a todos los socios a tal acto, y declararía tres días de fiestas en la localidad, con mercado especial.  

La ilusión era grande y se puso la fecha del 12 de Octubre del año 1224. El Cardenal Ugolino bendeciría la obra y se redactaría un documento entre los socios y sus ciudades de hermanamiento.

A finales de Agosto Pierre viajo a Avignon para ver a Martin, Paul y el Papa Honorio III. Le acompaño Ugolino que también estaba citado a esa reunión. Fueron tres días de viaje divertidisimos, donde Juan hizo las delicias de los dos. El pequeño había sido tomado por Ugolino para su educación y era un pequeño sabioncillo.  Contaba anécdotas continuamente, y hacia muchisima gracia por su comportamiento. No los dejaba hablar, y Ugolino le regañaba por dicho motivo. Le decía que una de las grandes virtudes del ser humano es saber escuchar. Se lo pasaron en grande en dicho viaje. Por suerte Pierre no regresaría con ellos, pues la reunión duraría una semana y el tenía que resolver unos asuntos en Arles y luego volver a Puy. Viajaron con una escolta de soldados que luego se quedarían con Ugolino para la vuelta. Cuando llegaran a Avignon, Pierre ya contrataría a un grupo militar de mercenarios para que le acompañaran. Un grupo de soldados de fortuna que  habían tomado dicho camino después de la ultima Cruzada.

Cuando llegaron a Avignon se alojaron en el nuevo Palacio Ducal, así mientras servían la comida Pierre aprovecharía para saludar al viejo Julian. Fue un paseo que le llevo a mas de diez años atrás. Parecía que había pasado toda una vida. Golpeo a la puerta del judio y apareció su hija, Elah. Le saludo y le hizo entrar en la casa. En ella se encontraba su madre ya muy anciana. Pierre pregunto por Julian y le dijeron que había muerto el invierno anterior. Le ofrecieron una limonada, que tomo con ellos. Le informaron de la edad avanzada de su padre y como había sido sus últimos días. Ahora el negocio familiar lo ostentaba su hermano mayor y ella cuidaba de su madre. Tenía marido y familia, y ayudaba en las necesidades familiares. Pierre hablaba y preguntaba por todos, hacía años que conocía a la familia y estaba consternado de no haberse enterado de la muerte de Julian. Pregunto por la convivencia de la comunidad judía en Avignon  y las relaciones que existían, ella le contesto que era todo muy normal, las tipicas diferencias culturales y religiosas, pero una convivencia educada. Tras despedirse de la mujer de Julian, saludo a Elah y la entrego un documento que había redactado mientras estaban charlando.

En él, Pierre de Brel, Conde de Puy, Senescal del Languedoc, Instructor Papal y Juez de la Santa Inquisición confería un salvoconducto a la familia de Julian de Avignon para llegar al Condado de Puy.  Pierre poso su sello sobre dicho documento y la firmo. Nadie sabía que dicho papel tomaría todavía más valor cuando pasará a ser Secretario Real de Francia. Elah al leerlo quedo asombrada, agradeció a Pierre dicho salvoconducto para ella y toda su familia y le beso en la mejilla. Pierre le devolvió el afecto y mando saludos para el resto de la familia.

Cuando llego al Palacio Ducal todo estaba preparado, Pierre saludo a los cardenales con los que se iba encontrando, pero esperó a saludar con entusiasmo a viejos amigos como Paul, Martin y sobretodo a Cencio, ahora Papa Honorio III. Tras unas breves palabras comenzaron a comer. El pequeño Juan hizo las delicias de los viejos cardenales durante la comida, preguntando y respondiendo a todo lo que se le venía encima, hasta el Papa sonrió de vez en cuando y era bien sabida su rectitud en este tipo de reuniones. Pero el pequeño Juan se los había ganado en unos breves minutos. 

Tras la comida todos se retiraron a sus aposentos para  un pequeño descanso y  quedaron por la tarde en uno de los salones privados para charlar un rato. A la reunión asistieron Honorio III, Ugolino, Martin, Paul y Pierre, tras charlar sobre pequeños asuntos, Pierre tomo la palabra. Lo primero que dijo fue que quería que dicha reunión tuviera la categoría de secreto de confesión. El Papa asintió a tal petición y Pierre empezó a narrar lo que le había traído a Avignon.

El Rey Luis VIII le quería en la Corte Real como instructor del joven Delfín Luis y como Secretario Real. Honorio III se levanto de un salto de la silla, tendió la mano a Pierre y le estrecho con fuerza, la alegría se desbordo en la sala, y algún grito se escapo de los labios de los presentes. Las felicitaciones se repartieron entre los presentes, no cabían de alegría, todos admiraban a Pierre por diversos motivos y le incluían entre su circulo de amistades mas selecta. Era una persona con un ingenio superior y una habilidad especial para las negociaciones. Pero era el momento de que Pierre continuara explicándose, por algún motivo se lo estaba explicando a ellos.

Pierre continuo, la época convulsa que se había quedado después de la última cruzada no ayudaba a un establecimiento de paz duradera en Europa. Muchos caballeros y señores habían perdido y mucho con dicha cruzada. Sin embargo había un florecimiento cultural y económico que había que aprovecharlo. Pero eso no era importante sin una paz política entre Reinos. La idea que el tenía con su llegada a la Corte era establecer esa PAZ, y por eso quería que conocieran su plan.

Francia estaba enfrentada a casi todos los Reinos limítrofes debido a sus deseos de expansión territorial. Necesitaba tratados que dieran estabilidad al Reino, y de paso le proporcionara esos territorios con el paso del tiempo. Las buenas relaciones que el personalmente mantenía con Inglaterra y Aragón tendría que ayudarle. 

Con Inglaterra existía la Paz de Evreux de 1218, la cual había sido ratifica hacia pocas fechas y que perduraría diez años mas. Pero el joven Rey quería recuperar Normandia y Aquitania, ese era el reto de su padre y un batallador como él no pararía hasta conseguirlo. En el Languedoc el problema cátaro estaba cada vez mas extinguido. Eran pocas las comunidades que no estaban siguiendo los prelados de la Orden Mendicante de los Buenos Hombres y Bruno Cadoré estaba continuando con la palabra de Domingo.

Como Senescal del Languedoc quería proponer a Pedro II un tratado sobre el Languedoc. Varios matrimonios de conveniencia que limitaran los movimientos belicosos entre ambos. Pedro II estaba muy ocupado combatiendo a los moros en el Sureste de la Península y seguro que esa paz le tendría tranquilo en su frontera del Norte. A esto ayudaría las rencillas que tiene con Sancho VII “El Fuerte” de Navarra y Fernando III “El Santo” de Castilla y León.

Todos asentían a las palabras de Pierre, pero mas de uno necesitaba del plan concreto, no de ideas. Entonces Pierre fue al grano. Debía haber un sentimiento de cruzada en la Península Ibérica. El asombro apareció en los rostros de los presentes. No hacia falta convocar una cruzada, sino apoyar la expansión de los Reinos de Aragón y Castilla-León con el apoyo de la Iglesia, declarándola Conquista Santa. El problema que se había generado en dicha conquista era la despoblación que existían en esos Reinos, y que imposibilitaba tener una población cristiana en los territorios que se adquirían.  Por ello el Papa podía declarar una Bula, por la que aquellos señores y caballeros cristianos que apoyaran la Reconquista Santa adquirirían bienes en territorio de la península, bajo vasallaje de los Reinos pertenecientes. Serían los propios Reyes los encargados de darles tierras y de limitar sus influencias, así como de darles privilegios. La construcción de fortificaciones  asentaría la conquista realizada y aseguraría a la población.
  
La idea pareció gustar a los asistentes, una Conquista Santa calmaría a los señores con hambre de aventura y de riquezas, lo que debilitaría parte de los ejércitos mercenarios de  los Reinos fuera de la Península. Estos tendrían que permanecer en paz mientras la Iglesia considerará dicha expansión como Santa, y así se calmaría los ánimos de guerra entre Reinos Cristianos. La jugada era perfecta.

Por otro lado quería realizar una reunión de Reyes. En dicha reunión quería mantener relaciones exteriores entre todos los Reinos, con un embajador en cada una de las Cortes, para tener un canal de comunicación rápido. De esa forma muchas de las informaciones que se iban deformando desde que se producían hasta que alguien se enteraba se evitarían. Tenía que ser una persona de total confianza de las dos partes, para que su trabajo fuera lo mas eficaz posible. Dicha reunión tendría como escenario  Navarra, debido a ser el Reino mas débil de todas las potencias de ese momento, a el asistirían.
·        Enrique III por Inglaterra.
·        Luis VIII por Francia.
·        Federico II por el Sacro Imperio.
·        Pedro II por Aragón.
·        Sancho VII por Navarra
·        Fernando III por Castilla-León
·     El Vaticano con su representante a la cabeza que haría de moderador de la reunión. En este momento sería Honorio III .

Cuando termino de relatar toda su idea, el aplauso fue generalizado. Los presentes estaban asombrados del poder de relación de Pierre, como construía de una idea un proyecto de trabajo y como definía su puesta a la practica. Estuvieron durante largo tiempo debatiendo los pros y los contras de cada uno de los posibles movimientos que se podían producir. Eran muchas las variables que se estaban utilizando, en este caso personas, REYES, y podía pasar cualquier cosa en cualquier momento. Pierre fue debatiendo las diversas problemáticas, aunque en todo momento quería ser positivo.

Cuando estaban a punto de finalizar el debate, Pierre hizo su última propuesta. Con la muerte de Domingo y su presencia en la Corte, el Tribunal de la Santa Inquisición se quedaba muy solitario. Solicitaba a su Santidad que pensaran en el nombre de Bruno Cadoré, Supremo de la Orden Dominica , para incorporarse a dicho Tribunal. También rogaba a su Santidad que pensara en Ugolino como Instructor Papal en sustitución de su propia persona. En este momento su labor en la Universidad era excelente y el conocimiento del terreno magnifico, el trabajo con Paul Ollande era muy bueno y podrían hacer un magnifico equipo. Era un magnifico momento para consolidar a la Iglesia en el Languedoc con personas con carisma y respeto dentro de la población, que dirijan los designios de Dios por el buen camino.

Antes de que el Papa Honorio III dijera algo Paul y Ugolino se levantaron a felicitar a Pierre. La admiración que le procesaban era máxima, su nulo interés por beneficios propios y si por el bien de la comunidad  le hacia una persona distinta al resto. En lugar de acaparar títulos, el era capaz de repartirlos. Le agradecieron las magnificas palabras que acababa de emitir. El Papa se levanto y bendijo a los presentes. Le gusto la exposición que Pierre acababa de realizar y comento que no había que pensar nada, a la mañana siguiente realizaría dichos nombramientos.

El más callado de la reunión había sido Martin. No cabía de gozo de poder haber asistido a dicha reunión, pero en ese momento entre pensamientos se le escapo “ ¿y yo que pintaba en esta reunión? “. Pierre rió al ver la cara de Martin dándose cuenta que lo había dicho en alto y no en sus pensamientos. Entonces le contó lo que tenia en su cabeza, REFORMAR LA IGLESIA en el Sacro Imperio Germánico. Los últimos emperadores habían estado solo por el poder político y no se habían preocupado del cargo que verdaderamente les correspondía, mantener la palabra de Dios por encima de todas las cosas. Y en este caso Federico II iba a ser una buena piedra de toque. Sus continuas negativas a unirse a las Cruzadas, así como sus enormes ganas de ir acumulando territorios, le hacía una persona difícil de llevar. Pero hay tenía que entrar la pericia de Martin.

Honorio III se levanto y se rió en silencio, dijo en alto “Vamonos  rápido a cenar que sino Pierre todavía me manda a mi a Tierra Santa”, la risa fue generalizada.

El plan había comenzado, después de la cena Pierre se retiro rápido a descansar, al día siguiente marchaba  a Arles y después a Puy para preparar todo hacía Paris. Fue saludado por todos los miembros que allí estaban. Su personalidad y carisma sobresalía del resto, lo que hacía que la gente de alrededor se sintiera a gusto y sacará siempre lo mejor de él. eran las ultimas horas en Avignon y sus pensamientos ya estaban en Puy

Por eso a mitad de Septiembre y días antes de comenzar las fiestas de Puy, Pierre subía por las escaleras del Castillo. Había llegado cuando todavía los primeros rayos de sol no habían empezado, y esperaba pillar por sorpresa a Elisée y a su Madre.

Así fue, estaban terminando el desayuno y charlando con la cocinera sobre los preparativos de los días de fiesta cuando Pierre apareció por el salón. El grito de ambas fue grande, asustando a la cocinera que estaba de espaldas. Elisée se levanto deprisa y le beso. Mandaron a una sirviente para que trajera algo de comida a Pierre. Este comunico que dieran de comer y descanso a los soldados que le habían acompañado desde Avignon. Se sentó entre ambas mujeres contándoles todas las peripecias que habían sucedido aquellos días. Ellas le iban contando los preparativos de las fiestas. Tenían ya todo preparado y habían incluido alguna sorpresa.

Los días previos a las fiestas iban pasando cada vez más deprisa, entremedias iba organizando diversos temas que quería ir cerrando antes de su marcha. Louis fue el siguiente en enterarse de su nuevo cargo. Este felicito a Pierre de forma entusiasta. Pierre quería que se trasladará con su familia al Castillo. Blanca y Molay estaban mayores y necesitaban compañía después de tantos años estar solos. Ellos les consideraban como sus hijos y siempre eran bien recibidos. Podía así utilizar las dependencias del Palacio de Justicia como residencia para visitantes ilustres. En las próximas semanas seguiría todo como estaba para no levantar sospechas. 

Pierre pensaba marchar sobre finales de Octubre, por eso en ese último pleno informaría al Consejo de la Ciudad de algunas de sus nuevas competencias mientras el faltará. El Condado quedaría representado por Blanca y Molay y él sería la máxima autoridad civil de la ciudad. Ahora había que centrarse en la inauguración del Canal, el cual reportaría beneficios a la ciudad gracias al comercio. Por otro lado Ugolino se haría cargo de  la Universidad, aunque las cuentas serían llevadas por el Consejo. Samuel seguiría llevando las riendas del Hospital y la Abadía como hasta la fecha, es decir entregando cuentas cada trimestre al Consejo. Molay sería una especie de supervisor de los campos y haciendas, así como la persona encargada de seguir las relaciones con los socios del Canal. Estaba proyectando varios muros en forma de muralla en zonas nueva de la ciudad, para dotarla de la misma estructura que la zona vieja y tendría que proyectarse algún tipo de defensa del puerto.

A Louis le fue pareciendo bien lo que Pierre fue relatando. Por su parte indico que se redactaría un informe trimestral que se mandaría a Paris una copia para que el tuviera una idea de lo que se estaba realizando. Estaba claro que las ampliaciones que se estaban llevando a cabo en la ciudad tendrían que finalizarse. El Conde de Tolouse había comenzado sus obras del Canal del Midi y necesitaba socios para dicho proyecto. Había contactado con los del Canal ofreciendo un tercio del negocio. En esa fase se estaba, aunque Louis creía que se iba a firmar por dicho porcentaje. Era una forma de no rivalizar, sino unir esfuerzos. Pierre sonrió cuando escucho dichas palabras, la sintonía y complicidad con Louis era cada vez más grande.

El final de Septiembre dio por finalizadas las fiestas en Puy. Habían sido días de alegría y algarabía. La felicidad reinaba en el Castillo y eso que todavía quedaba la inauguración del Canal. Aramis no regateo en gastos, la inauguración fue un evento recordado durante varios años. La llegada de las dos embarcaciones de cada uno de los dos puertos extremos coincidió con los últimos rayos de sol y un castillo de fuegos artificiales, surco el cielo de Saint-Etienne. Estaban presentes casi toda la nobleza de los condados y ducados de los alrededores. Ugolino bendijo la obra y comenzó entonces un banquete en una de las explanadas del río preparada para la ocasión. Se alargo hasta altas horas de la madrugada, pero no importo. Merecía la pena haber esperado tantos años para ver ahora la obra que se había terminado.

Pierre fue de los primeros en retirarse, saludo a todos los socios del Canal, y felicito por la organización a Aramis. Cuando estaba a punto de marcharse este llamo a Pierre, le dijo que se oían rumores desde Paris, que si el sabía algo. Parecía que el secretario real marchaba como embajador a Londres y no se sabía quien era su sustituto. Pierre le pregunto si sabía mantener un secreto a lo cual Aramis contexto de forma afirmativa, “hasta la muerte si hace falta”. Pierre entonces le dijo, “El sustituto soy YO”. Aramis le abrazo con fuerza, un caballero duro como el estaba emocionado por dichas palabras, y más cuando Pierre le dijo que iba a proponerle a el como Regidor del Canal. El acuerdo con la Corona de Francia tenia sus cláusulas y Pierre iba a introducir esta.

Durante estos meses de incógnito, Pierre había mantenido correspondencia secreta con el Rey Luis VIII y habían ido trazando unas líneas a seguir. Por el momento todo estaba saliendo a las mil maravillas.

Al llegar a Puy, Pierre indico a Louis que se celebraría un Consejo Extraordinario en el Castillo a la mañana siguiente. Asistirían como invitados Blanca, Elisée, Molay, Samuel y Ugolino. Después de dicho Consejo se celebraría un pequeño ágape.  Todos los miembros fueron informados, hasta los invitados. Pierre quiso mantenerse al margen para generar incertidumbre. Elisée y Blanca le preguntaron durante la cena y el les dijo que no sabía nada, que el también había recibido la invitación y que al día siguiente saldrían de dudas.
A las diez de la mañana ya estaban todos los miembros del Consejo y los invitados sentados en sus respectivas sillas en el Salón del Castillo. Los acompañantes habían sido citados una hora después para el ágape. Tomo la palabra Louis que informo del funcionamiento de un Consejo Extraordinario y las consecuencias de el. El secretismo continuaba. Le cedió la palabra al Conde de Puy.

Pierre se levanto una vez Louis tomo asiento y comenzó a redactar, como secretario, el documento de la sesión. Comenzó dando las gracias a todos por el trabajo y su presencia allí, fue directo al grano. “ Nos encontramos aquí ante la sorpresa de todos, sin saber  el por que. Mi fiel Regidor Louis ha sabido manejar este tema con la mayor de las discreciones, así como el caballero Molay. La semana que viene Elisée y yo comenzamos un largo viaje”, el asombro fue generalizado, y sobretodo de Elisée y Blanca que se llevaron las manos a la cabeza.

 “Este largo viaje nos llevara a la Corte de Paris, donde el Rey Luis VIII me ha ofrecido ser Secretario Real e instructor del Delfín Luis”. Los aplausos resonaron en toda la dependencia, Elisée salio corriendo a abrazar a su marido, Molay tuvo que ayudar a Blanca a incorporarse de la felicidad que tenía. Todos los presentes se levantaron y comenzaron a arremolinarse para felicitar a Pierre. La algarabía era enorme entre las paredes del Salón. Pasaron varios minutos hasta que el silencio se fue apoderando de los presentes. Pierre ahora rodeado de sus dos mujeres siguió su discurso.

“Louis ya esta informado sobre los planes concretos, pero quiero que todos los presentes sepan mis ideas. El Consejo de la Ciudad tendrá muchas más responsabilidades después de mi marcha, la puesta en marcha del Canal, así como las obras que se están llevando a cabo necesitarán de una supervisión mayor. Al pie de ellas estará el Caballero Molay, en el cual  se delegará. Mi madre Blanca ostentará el titulo de Condesa bajo mi ausencia. Ella será la última instancia en  caso de problemas o casos de difícil solución. Se seguirán los mismos procedimientos establecidos hasta la fecha. Ugolino será el máximo responsable de toda la Universidad, en materia económica delegará en el Consejo. Y por último y no menos importante, Samuel se encargará de todo lo relacionado con el Hospital y la Abadía. Louis le informara de ciertos trámites que cambiaremos bajo mi ausencia para ser más operativos. Para todo esto, Louis se trasladará con su familia al Castillo bajo mi ausencia. Las dependencias del Palacio Ducal se reutilizarán durante este tiempo. Este camino que ahora comienzo junto a mi mujer no sabemos cuando finalizará o si finalizará en algún momento. Por eso disfrutemos de estos momentos. Y por cierto hagamoslo con nuestros seres queridos”

Tras estas palabras se sentó agarrando en cada mano la de Blanca y Elisée. Louis se levantó entonces y dio por finalizada la sesión del Consejo, agradeciendo a los presentes su presencia y su trabajo por el bien de la ciudad.


Todos pasaron a un salón contiguo, preparado para la ocasión donde se encontraban los familiares de los miembros del Consejo. Todos fueron contando las buenas noticias a sus seres queridos. Lo que iba a ser un pequeño ágape se convirtió en una pequeña comida. Blanca dio instrucciones rápidas para que todo fuera preparado. Se llamo al maestre músico para que amenizara la velada. Las muestras de afecto eran continuas, Elisée no se separó en ningún momento de Pierre, su felicidad era enorme.

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