CAPITULO XVI: El Viaje de los Novios a Paris

Por fin estaban solos. Había sido mucho tiempo el que habían esperado para estar a solas. Pierre abrazo a Elisée con delicadeza, besándola poco a poco. El notaba como el corazón de ella se aceleraba, nunca habían estado con tanta intimidad y eso se notaba. Los dos fueron quitándose sus respectivos trajes, entre risas, con la rapidez y lentitud de cómo iban cayendo en el suelo. Pierre tomo en brazos a Elisée y la tumbo en la cama, comenzó a besarla y acariciarla. Era la primera vez que la veía desnuda. Eso acelero más las pulsaciones de ambos. La susurraba al oído, lo que provocaba risas y abrazos, era el momento propicio para hacerla el amor.

La noche transcurrió más deprisa de lo que todos hubieran querido. Muchos estaban aun despiertos cuando amaneció en Pau. Algunos invitados no se dejaron ver durante toda la mañana, y cuando empezaba a olerse el guiso de la comida, todos fueron arremolinándose alrededor de la explanada. Todavía estaba en pie el comedor del día anterior, con menos adornos y guirnaldas, pero en pie todavía. La mayoría de los invitados tenían todo preparado para la partida y la comida daba pie a ello. De los novios no se sabía nada, se les había entregado una bandeja con ciertas viandas para que recuperaran fuerzas, pero nada mas.

Blanca y Molay hacían de anfitriones e iban despidiendo a todos aquellos que partían hacia sus respectivos destinoss. Los más tempraneros fueron Cencio y Domingo. Ambos seguían caminos juntos hacia Roma. Cencio quería que Domingo explicara de una forma mas clara el impacto de los dominicos en el Languedoc y el camino de inserción de los cátaros como orden mendicante. El proceso sería lento, debido a las heridas surgidas en estos años, pero las nuevas generaciones lo irían olvidando. El Papa, al igual que ciertos cardenales debían oírlo, y no leerlo, para que su tranquilidad fuera máxima.
Inocencio estaba centrado en la recuperación de la Península Ibérica. Desde la Batalla de las Navas de Tolosa el avance había sido mínimo, y de eso ya hacia más de dos años. Los reyes cristianos estaban enfrentados en guerras entre ellos por ampliar territorios y alguno de ellos habían pactados con reyes musulmanes para ayudarse. A Inocencio eso le llevaba los demonios, pactos con el infiel, por eso estaba reorientando su Guerra Santa. La cercanía de la Península haría que Felipe Augusto y Juan I no pudieran decir que no a comandar dicha cruzada, lo mismo que el Emperador del Sacro Imperio.
Otros de los más madrugadores fueron los Condes de Toulouse y de Foix, querían rendir visita a Paris para agradecer al Rey que les nombrará embajadores de la Corona en dicho enlace. Además los Condes de Foix no habían tenido viaje tras su matrimonio y querían aprovecharlo como disfrute personal. Pierre y Elisée estaban encantados con ese viaje, y les acompañarían pasados varios días. Se habían citado en la ciudad de Orleáns para continuar el resto del trayecto juntos.

Enrique y Leonor junto con George tenían que partir hacia Carcasonne. Les acompañaría Elena, la cual se había comprometido en casamiento con el joven York, y se quedaría con Leonor en el castillo mientras ellos viajaban a Normandia para reunirse con el Mariscal de Inglaterra. Las tensiones entre Francia e Inglaterra habían aumentado y la reunión era previa a tratado de paz que se iba a proponer, discutiendo los temas de siempre sobre vasallaje, condados a ceder y dineros a repartir.

El trabajo de Blanca y Molay fue grande durante el siguiente día. No solo se encargaron de despedir a la mayoría de los invitados, sino que tuvieron que organizar el desmonte del convite. Tanto la explanada donde se había realizado el banquete, como el improvisado campamento para el alojamiento, tenía que ser recogido y guardado. Se contrato a más personas para ayudar en tal tarea, aprovechando que el trabajo del campo estaba en ese momento más parado y que algunas de las obras que se estaban llevando a cabo se habían paralizado durante el tiempo del enlace. Molay se había tomado la semana como pérdida, y solo quería que la ciudad volviera a tener el aspecto inicial, aprovechando para dar un poco de descanso a muchas de las personas que estaban inmersas en algunas de las obras de mejora. Era una especie de premio por los últimos esfuerzos realizados.

Al tercer día aparecieron los novios, algún criado creía haberlos visto en algún momento de los días anteriores, pero nada sin confirmar. Se levantaron temprano y desayunaron con Blanca y Molay que estaban preparando las actividades a realizar en el castillo y alrededores. Querían programar una hoja ruta para el próximo mes. Blanca se levanto de inmediato y beso a los dos, llamo rápido al servicio para que pusieran un buen desayuno a ambos. Molay retiro los papeles con los que discutía con Blanca y comenzaron a charlar sobre todo lo sucedido los últimos días. Las emociones y risas se fueron apoderando de los cuatro, y las anécdotas fueron surgiendo como por arte de magia. El tiempo pasaba muy rápido y Pierre tomo la palabra. Comento que Elisée y el marcharían a Paris a ver al Rey, en compañía de los Condes de Toulouse y Foix. Habían quedado en Orleáns el siguiente domingo al enlace. Quería proponerle a Felipe Augusto el proyecto de unión mediante un canal del río Loira y el Rodano. Esto facilitaría no solo el comercio interno de Francia, sino la movilidad de las tropas francesas desde el norte hasta el sur, desde el atlántico al mediterráneo, con la consiguiente ventaja táctica que esto supondría.

El acuerdo con los Condes implicados estaba avanzado, Aramis llevaba años soñándolo y Berenguer no se opondría a ello, así que solo necesitaban el mandato real. Molay aprobaba dicho plan, la inversión durante los próximos años sería grande, pero merecería la pena, ya que aumentarían las ventas y el número de comerciantes en la ciudad. Además se podría ampliar el número de productos a producir en el Condado y pensar en establecer algún tipo de industria. Pierre explico a Blanca y Molay que no quería meterse en la administración del Condado, siempre había confiado en ellos y no era el momento de cambiar. Sabía además que las buenas relaciones con el Vaticano podía hacer que en cualquier momento necesitaran de su presencia para resolver cualquier problema. La amistad con Cencio había crecido y el era la mano derecha de Inocencio III. EL problema cátaro estaba todavía latente, pero la no recuperación de Fulko (el cual seguía en un estado de amnesia total) había paralizado el extremismo en el Languedoc. Por todo esto no quería imponer cosas que luego no pudiera abordar el mismo, y pasarles la papeleta a ellos. Pero si creía en la construcción del canal. Molay asintió con la cabeza.

Domingo quería construir un hospital cerca de la ciudad. Molay buscaría un lugar alas afueras de  la ciudad para construirlo. La orden de los Dominicos querían además añadirle una abadía donde poder trasladar la palabra de Dios a la comunidad. Durante la boda habían charlado Domingo y Pierre de como realizar las obras, y habían desarrollado un pequeño proyecto que presentarían a Molay cuando este regresara del Vaticano. Durante la boda habían  charlado con Yosuf, el medico judío de Narbonne, para poder buscar a alguien que se encargara de dirigirlo. Querían que fuera una especie de Al-Madrasa árabe. Los soldados que habían participado en las cruzadas hablaban de los conocimientos árabes en materia de medicina, de su sabiduría y avances. Sabían que algunos judíos ricos habían estudiado en madrasas de Damasco y El Cairo, y Yusuf era uno de ellos. Querían enseñar técnicas que evitaran muchas de las muertes que se producían en los Reinos Cristianos y que no se producían en el mundo árabe. Siempre sobre las leyes Cristianas y bajo vigilancia del Vaticano.

Por ello Domingo visitaba también el Vaticano, necesitaba permisos para poder llevar a cabo tan magnifico proyecto. En los Reinos Cristianos se había ido propagando la idea de cultura, y la creación de Universidades. Inglaterra y España estaban a la cabeza de número de dichas instituciones. Francia se había quedado rezagada con la de Paris, y eso era un buen motivo para incentivar al Rey Felipe II Augusto. Pero además casi todas se dedicaban al estudio teológico o de leyes, tanto religiosas, como civiles. En Italia funcionaba la Escuela Medica Salernitana, pero muy lejos de las madrasas árabes. La idea era progresar en materia no solo de curación sino de mejorar la salud de las personas.

Molay asintió con la cabeza, su cabeza pensaba en lo importante que sería que Puy fuera un centro cultural y universitario de Francia. Eso atraería mas gente en busca de conocimiento, pero esa gente necesitaría vivir, y eso crearía negocio alrededor. Molay le indico a Pierre que había estado pensando en la creación de un cuerpo de seguridad ciudadano. El pensaba que no todo tendría que recaer en los soldados del Conde, sino que muchas de las disputas que se producían en la ciudad tenían que ser resuelto por un cuerpo de ciudadanos, dejando al Conde el veredicto final en caso de recurrir las sentencias. Lo que le llevaba tiempo rondando sería fundamental si la ciudad crecía, así como el Palacio de Justicia que tenia pensado construir. 

Todos tenían claro que la ciudad de Puy tenía que crecer y modernizarse un poco más. Molay tomo la palabra, y explico que le parecía fundamental la participación ciudadana. La sociedad estaba evolucionando y había una serie de personas influyentes, en general comerciantes, que debido a su negocio había prosperado económicamente, y su situación dentro del resto era más elevada. El creía que tenían que hacerles participe. Algunos eran personas cercanos a él y a Blanca, con los cuales conversaban, participaban en fiestas y escuchaban consejos. La construcción del Palacio de Justicia estaba pensada para eso. La idea era crear una comisión ciudadana, con un representante supremo, los cuales redactaran una serie de documentos encaminados a la convivencia en la ciudad. En ellos se estipularían reglamentos a cumplir para todos, desde horarios de comercios y mercado, construcciones de nuevas viviendas, resolución de conflictos vecinales, altercados del orden publico, impuestos, limpieza, y todo aquello que se creyera oportuno reglamentar debido a que se pudiera producir una disputa entre ciudadanos. Con ello se evitaría un colapso en el tiempo de los señores del condado, ya que varios días se utilizaban solo a resolver ese tipo de conflicto en audiencia publica. El representante tendría que ser una persona formada en Leyes, con ayuda de un secretario y un escribiente, todos remunerados por la ciudad. El resto de la comisión, elección entre las clases de ciudadanos.

Molay explico que ya había pensado en el nombre, pero no en el hombre, podría llamarse REGIDOR. Pierre asentía con la cabeza y sonreía por la gran ocurrencia de Molay. El condado estaba en buenas manos, y eso colmaba su felicidad. Pregunto si tenía alguna propuesta para el Regidor de Puy. Molay continuo hablando,  indico que no sabía con exactitud su fecha de nacimiento pero que había pasado con creces la cincuentena y Blanca los acaba de cumplir. Por eso había pensado en Louis de Molay sobrino suyo, en ese momento trabajaba en una Encomienda del Temple, además de haber asistido a la Universidad de Paris para familiarizarse en Leyes por lo que tiene experiencia para realizar el trabajo. La edad es idónea, 27 años recién cumplidos, lo que hace que sean muchos los años que ayuden a la prosperidad del Condado. Él y Blanca aceptan seguir de administradores y señores en representación de Pierre, pero necesitan la ayuda de Louis para derivar todo ese trabajo.

Pierre piensa en silencio dicha proposición, comenta en alto el problema de desviar cierto poder del Conde a una comisión ciudadana, ya que una vez que se realiza es difícil retornar, pero no es menos cierto que evita todos los problemas diarios y se los transfiere a la comisión. Solo aquellos casos que litiguen hasta el final serán sentenciados por el Conde. Meneaba la cabeza dándole vueltas, se levanto del sillón y estrecho la mano con fuerza a Molay, diciendo “así sea, acepto la proposición”.

Tendrían que cumplirse unos plazos, construcción del palacio con vivienda para el Regidor y su familia, elección del secretario y escribiente. Estaban a finales de la primavera, sería buena época el otoño para empezar con ello. Mientras tanto podría habilitarse un espacio en el castillo para que se comience hasta que finalicen las obras. Una vez regresen Pierre y Elisée de Paris habría que diseñar un plan de reuniones con diversos miembros de la comunidad para ver como se elegiría la comisión, ya que Pierre quería una máxima representación de todos los ciudadanos, desde los más pobres a los más ricos. Arrendatarios, agricultores, ganaderos, comerciantes, clero, todos tenían que estar representados, y participar en las decisiones de la ciudad.

A la mañana siguiente Pierre y Elisée comenzaron su viaje hacia Paris, había quedado con los Conde de Toulouse y de Foix en Orleans, y no querían retrasar mas la marcha. Los principales asuntos ya habían sido tratados la tarde anterior, y Pierre tenía toda la confianza en ellos. Esperaba que para cuando regresarán del viaje estuviera Louis ya en Puy, para poder conocerle y ver su valía para el puesto que habían diseñado.

El viaje duro unos días, en los cuales fueron disfrutando del bello paisaje. Intentaron pasar desapercibidos, para no tener que presentar los respetos a alguno de los señores de las tierras por donde iban pasando. Así no se retraso la llegada a Orleans. La pequeña escolta que llevaban, iba vestida como sirvientes y durmieron en posadas del camino, entremezclándose con comerciantes y viajeros. Llegaron a tiempo a la cita con los Condes, continuando el viaje hasta Paris.

Cuando llegaron a Paris todo lo que tenían en mente se les quedo pequeño. Acostumbrados a las ciudades del Languedoc, Orleans ya les pareció de unas dimensiones gigantescas, pero Paris era otra cosa. Con mas de 90.000 habitantes, la Ville de París era una de las ciudades más grandes de la cristiandad. Las construcciones de casas, poblaban ambos márgenes del río Sena, pero lo más impresionante las construcciones de la Île de la Cité. La catedral de Notre Dame, la cual llevaba mas de cincuenta años de construcción, era un enorme y bello edificio que destacaba de entre todos por su enorme altura. Cerca del Palacio del Louvre, la residencia oficial del Rey Felipe II Augusto. Era una verdadera fortaleza, con unos muros de un tamaño superior a los de aquella época, a las orillas del río para poder protegerse mejor.. Los puentes entre ambas partes del río, eran de otras dimensiones, algunos parecían verdaderos mercados vivientes, y eran muchos los negocios que estaban instalados perpetuamente, pareciendo más una calle que un puente. La plaza del Greve era un importante puerto comercial, en el que trafico de mercancía era constante, y hacia que Paris estuviera abastecida constantemente.

La Universidad de París situada cerca de la Catedral Notre Dame de París, estaba bajo el control del Obispo de la ciudad. Comprendía varios edificios donde se estudiaban filosofía y teología. El propio papa Inocencio III había venido años atrás a reconocerla como institución católica. Se veian nuevos edificios en la orilla izquierda de ampliación de dicha universidad. De todos sobresalía el Colegio de La Sorbona, cuyo objetivo era formar a los funcionarios de la administración real (Consejo de Estado, parlamentos, tribunales, hacienda, etc.) y de instituciones eclesiásticas (profesores, médicos, bibliotecarios, obispos, abades, etc.).

Pierre sabía que iba a ser un buen rival dicho Colegio con su idea de Universidad de Medicina en Puy. Pero contaba con la ventaja de que la implantación en La Sorbona de la Medicina llevaba un pequeño retraso. Tantas disciplinas en dicho colegio estaba dificultando la llegada de suficiente número de alumnos para cada una de las especialidades, así como la prioridad que los gobernantes tenían hacia las leyes, filosofía y teología.

En la visita panorámica que estaban realizando hasta llegar al Palacio del Louvre, fueron admitiendo el olor que tenia la ciudad de Paris. Era un olor en algunos momentos desagradable, era un olor fuerte, a vida humana concentrada. La basura estaba presente por muchas de las calles, y aunque muchas de ellas estaban siendo adoquinadas (sobretodos las cercanas a palacios y edificios gubernamentales) el resto eran de arena. El agua del río era turbia, el constante comercio, así como servir de vertedero a la ciudad había ido deteriorando el bonito paisaje que el Sena tenia leguas antes. Por ello la familia Real y parte de la nobleza, disfrutaban de sus aguas en el Castillo de Vincennes, antigua residencia de los Reyes de Francia. Su precioso bosque permitía además la cacería que tanto le gustaba a Felipe II Augusto.

La verdad que Paris era una verdadera fortaleza, las murallas exteriores eran impresionantes, y varias puertas daban entrada a la ciudad. A la salida de ellas un ramal de caminos conectaba Paris con el resto de Francia. Pero no solo en el exterior, debido a las continuas ampliaciones quedaban restos de murallas interiores. La comitiva se fue acercando al Palacio del Louvre, y el Conde de Toulouse fue preparando los documentos para pedir audiencia con el Rey. El tramite burocrático sería largo, y esperaban que en varios días fueran recibidos. Mientras tanto tendrían que buscar alojamiento en la ciudad y poder pasear por ella para disfrutar de toda su grandeza.



Como era de esperar la audiencia con el Rey se demoro unos cuantos días en los cuales las tres parejas visitaron y pasearon por la ciudad y sus alrededores. Conocieron la ciudad de día y de noche, realizaron un sinfín de compras que tendrían luego que transportar. Las más encantadas las señoras, que no paraban de visitar comercios que no sabían que podían existir.

Una de las noches asistieron a una representación religiosa en el Templo de Saint Sulpice. Para ellos esto no era nuevo, ya que los juglares del Languedoc ya interpretaban pequeñas comedias románticas o satíricas sobre la sociedad de aquella época. Pero si que les encanto ver la majestuosidad de la obra, las vestimentas de los actores, el escenario donde se representaba. Lo que les tenia encantados era la grandeza de todas las cosas que sucedían en Paris, pero también es verdad que había cosas que les molestaba. La suciedad de la ciudad una vez te alejabas del centro, la mendicidad y pobreza de una parte de la sociedad, la pillería de estos que muchas veces caía en inseguridad cuando paseabas, hacía que echaran de menos sus pequeñas ciudades.

La recepción fue breve, el Rey ese día estaba indispuesto y se acorto el tiempo de recepción para todos los visitantes. Se agradecieron mutuamente la presencia y confianza depositada entre ambos, los servicios que estaban prestando al Reino de Francia, y la alta estima que se confesaban. Felicito a los Condes de Foix y de Puy por sus respectivos enlaces, y les entrego unos presentes como regalo. A continuación el Secretario Real les hizo pasar a sus dependencias para comentar ciertos temas.

Entre ellos estaba la mala situación en el problema con los ingleses. Desde Londres llegan noticias de la enfermedad de Juan I, su estado es muy delicado y podría acabar con su vida. En esos momentos el príncipe  Enrique solo tiene 9 años. Todo indica que si asciende al trono la regencia la llevara William Marshall, el mariscal de los últimos 3 reyes ingleses. Las negociaciones con el siempre son difíciles, y eso que con el nuevo delegado ingles Enrique de Burgh las cosas están funcionando mucho mejor. El cree que ser cuñado del Conde de Toulouse puede ayudar en estos nuevos tiempos, y si a esto se une el joven George de York, la cosa parece mejorar.

Otro asunto es el Languedoc, tras la Batalla de Muret la Corona de Aragón se ha hecho mas fuerte y el Rey da por perdidos esos territorios sino hay un nuevo enfrentamiento bélico. En este caso de nuevo el Conde de Toulouse pasa a ser vasallo de Pedro II y se tendría un enfrentamiento entre franceses. Por esto y aprovechando la presencia del Conde de Puy, el cual llevo las capitulaciones de dicha batalla en el ya famoso Tratado de Toulouse, pensaran en una política de casamientos para poder anexionar algún día dichos territorios. Desde la península informan que el Rey Fernando III esta decidido a conquistar los Reinos de Jaen, Sevilla y Cordoba así como Extremadura. Mientras que Pedro II se ha adentrado en el mediterráneo conquistando Mallorca, Menorca y preparado para adentrarse en el Reino de Valencia. Por ello no le interesaría una guerra en el Norte contra Francia.

Y por último el Papa Inocencio III. El Rey sabe de la obsesión por una nueva Cruzada, y que la encabece Felipe II Augusto, cosa que no desea. El cree que sería buen aprendizaje para su delfín Luis “El León”, con ganas de hallar fama antes de ser Rey. Felipe sabe de las buenas relaciones que tiene el Conde de Puy con algunos de los altos cargos del Vaticano, muy próximos a Inocencio III, por lo que vería con buenos ojos un pequeño guiño hacia dicha solicitud. En contrapartida se necesita un nuevo Senescal en el Languedoc (desde hace años suprimido por problemas con la Corona de Aragón), y Pierre tenia todas las características idóneas para representar dicha función.

El secretario termino de hablar y el resto asintió con la cabeza, no era el momento de comentar nada ni de preguntar, ya que había hablado en boca del Rey. Se despidió de ellos pues se requería su presencia en el salón del Rey, entregando a cada uno de ellos unos documentos para su estudio. Les acompañaron varios soldados a un salón contiguo donde tomaron un refrigerio antes de salir de Palacio.

Cuando por fin salen de Palacio todos se agolpan a comentar todo lo sucedido con el secretario. El mas enfadado es el Conde de Foix, pues se ha sentido como enemigo de Francia, al haber apoyado a los cataros en la guerra y haberse puesto al lado de Pedro II. Pierre les pide calma, ha sido mucha información la que les han proporcionado y van a tener que digerirla poco a poco. En un principio es como una especie de chantaje, o eso les parece a todos, pero como persona que ha tenido que lidiar con asuntos graves hay que intentar dar la vuelta a todo y que vayan en su beneficio.

El secretario no se ha andado con rodeos y ha ido directo a los asuntos que quiere que se soluciones. En estos momentos son grandes los lazos y amistades que les une y ese poder lo quiere utilizar el Rey de Francia para su beneficio. Pues beneficiémonos todos de ello, y sobretodo nuestros territorios. Siempre que Pierre hablaba la tranquilidad volvía al seno del grupo. Clarise tenía hambre y propuso comer todos algo cerca y poder recoger las cosas por la tarde para poder emprender el regreso a casa lo antes posible. Ya nada les retenía en la ciudad de Paris, y la visita había llegado a su fin.




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