CAPITULO IX: EL Comienzo del Informe

El tiempo había pasado muy deprisa, y ya habían pasado casi cuatro meses desde que se habían visto por ultima vez. Pierre estaba deseando estar al lado de Elisée y no podía esperar mas tiempo. Por ello mando a un mensajero por si podían estar en Tolouse para la primera semana de Agosto y quedarse unos días hasta la festividad de la Virgen el 15 de Agosto. Dicha fiesta era famosa por el colorido y la utilización del Rio Garona, con la realización de actos en su atardecer. Seguro que sería una agradable sorpresa también para los Condes. 

Así comenzaron el camino hacia Tolouse, con la ilusión de adelantar en varias semanas el encuentro con su amada. Esto haría que pudieran adelantar también su viaje a Puy para ver a su madre. Cuando mas estaban acercándose, mas era el nerviosismo. Domingo que solía ser muy recto , se lo tomo a broma y durante unos días jugo con el nerviosismo de Pierre. 

Esto provoco que por primera vez se olvidaran de su misión y se dedicaran a conversar de cosas mas mundanas. El largo viaje estaba pasandoles facturas, hablando siempre del avance de la Orden, la inclusión cátara, la nueva cruzada en Tierra Santa, el Informe y eso les hacia estar todo el día pensando en lo mismo. 

La ilusión por llegar a Tolouse y ver a Elisée, había hecho que las conversaciones fueran mas mundanas, hablaron de ilusiones personales, de proyectos al margen de su trabajo,  ideas que ilusionaran sus vidas. Pierre comunico a Domingo que quería que el celebrara su boda, haciendo en Domingo una ilusión enorme. Se puso muy contento y le dio un fuerte abrazo por ello. Durante un rato no paro de hablar sobre ideas que tenia, dicha noticia había supuesto una subida de ego. Así estuvieron durante un par de horas, hasta que la noche se les hecho encima y tuvieron que buscar un sitio para poder dormir. Tan entretenidos estuvieron toda la tarde que no habían pensado donde pasar la noche y al final les toco dormir en el claro de un bosque, bajo el cielo estrellado, con la agradable temperatura del verano. 

La Ciudad les recibió con una pequeña tormenta veraniega, el calor había aumentado y el bochorno se había apoderado de las calles. Muchos de los habitantes aprovechaban la tarde para acercarse al río y refrescarse del duro día, aguantando hasta pasado el atardecer para volver a sus casas. La lluvia hacia que cada grupo tuviera distintas situaciones, aquellos que recogían rápidamente para cobijarse, los que se juntaban para saltar y correr debajo de ella o los que se cubrían como podían y esperaban a que escampara para poder continuar con la cena. Pasearon por la orilla del rió antes de tomar el camino dirección al Palacio. 

De reciente reconstrucción, había sido ampliado sobre lo que Pierre recordaba de la ultima vez que había estado. Esperaban dar una sorpresa a Isabel y Raimond. Pero la sorpresa fue para todos, como si se hubieran puesto de acuerdo, al acercarse a la explanada que daba acceso se encontraron a los Condes saludando a otros invitados, eran Leonor, Enrique y Elisée. Nadie se percato de ellos, así que cuando Pierre y Domingo aparecieron con sus caballos, todos saltaron de alegría. Desmontaron rápidamente y se abrazaron con efusividad. 

Elisée beso con fuerza a Pierre y este le levanto en vilo. Se notaba las ganas que tenían de verse y no lo disimulaban. Todos fueron saludándose poco a poco y conversando sobre lo que había sucedido desde la ultima vez que se habían visto. Elisée tan dicharachera como siempre no paraba de hablar. Leonor ya le había explicado que no estaba bien hablar tanto, pero hoy no la corrigió comprendiendo la emoción del día. Llegaron dos mayordomos que tomaron los caballos para llevarlos a los establos y comenzaron a subir las escaleras del Palacio.

Con tanto emoción Pierre no se había percatado de la figura de Enrique, esposo de Leonor .Enrique había acompañado a su esposa de camino a Bordeaux, ya que tenía previsto reunirse con William Marshal, Mariscal del Rey Juan I y protector del Príncipe Enrique. Se especulaba que el rey Juan estaba enfermo y el joven Enrique, con solo 8 años de edad, no estaba preparado para dirigir un territorio tan grande como el que heredaba de su padre. William había sido asistente de los tres reyes anteriores, Enrique II, Ricardo I y Juan I, y era el candidato para llevar la regencia hasta que el joven rey estuviera preparado. Su dotes como diplomático, así como la fama bien ganada de caballero, hacían de el una persona respetada por todos. 

Pierre se acerco a saludarle de una forma más caballerosa, y atenta, entablando una pequeña conversación con él sobre la visita que él y Domingo habían realizado por terrenos de Gascuña y Aquitania. Le comento su próxima reunión con William, que hacía unos días que había llegado al puerto de La Rochelle. Después de los últimos problemas con el Rey Felipe II Augusto quería observar de primera mano como se estaba llevando a cabo los acuerdos del tratado firmado en los territorios pertenecientes al Rey Juan I, además de intercambiar ideas sobre las mejoras en cuanto a organización y defensa de dichos territorios. Pierre le deseo suerte en su reunión, acercándose a Elisée para agarrarla la mano.

Estaba cayendo la noche y después de tanta emoción los condes ofrecieron un pequeño refrigerio antes de la cena. En un saloncito con un balcón que asomaba en dirección al río Garona, disfrutaron de una limonada y unas pastas. El alboroto era generalizado, todos queriendo hablar y enterarse de las ultimas noticias y aventuras de cada uno de ellos, las risas se entremezclaban, y hacia que el ambiente fuera esplendido entre los comensales. Isabel hizo llamar a varios mayordomos para acompañar a los invitados a sus habitaciones, así podrían asearse antes de la cena que se iba a dar en menos de una hora. 

El olor de los platos llegaba hasta el pequeño salón, y todos fueron abandonándolo para dirigirse a sus cuartos. Pierre y Elisée se hicieron más los remolones, y el resto aprovecho para dejarlos solos un rato, que bien se lo tenían ganado. Tras varios besos apasionados, donde se notaba las gansa que tenían de compartir ese momento comenzaron a conversar sobre el tiempo transcurrido. Pierre pregunto por Sebastian y por Esclaramonde. Como iba el proceso Cátaro. Ademas la notó cambiada. El efecto de Leonor se empezaba a ver, y ya parecía una noble. Su manera de hablar de comportarse, eran cosas que la diferenciaban de cuando habían estado en Carcasonne. 

Elisée le dijo  que tampoco sería para tanto, pero que le hacía ilusión. Leonor era una profesora muy dura y exigente, y todos los días era una prueba, desde que se levantaban hasta que se acostaban. Menos mal que había llegado Enrique, y había estado un poco más sola, así como los viajes que habían realizado. El que mas le gusto fue la visita a Esclaramonde en la Abadía de Lagrasse. La verdad que habían sido casi cuatro meses sin verse y parecía mentira que estuvieran juntos de nuevo. 

Pierre la comento que quería estar a mediados de Septiembre en Puy, por lo que el paso por Carcasone sería breve. Seguro que su madre quería que se quedarán unos cuantos días por allí, no iba a tener mucho tiempo si querían celebrar la boda a principios del año 1216, y seguro que preguntaría por todo. Luego tendrían que regresar al Languedoc para redactar un primer boceto del Informe Final. Después de tanto viaje quería estar en Carcasone unos meses, y así poder aprovechar de la compañía de Elisée para ir dando forma a todas las ideas. Esta estaba encantada, la idea le parecía magnifica. Podían aprovechar hasta el domingo y quedarse en Tolouse aprovechando la hospitalidad de los Condes, y además disfrutar de las fiestas. 

La compañía de Isabel y Leonor era agradable y además aprovecharía para ponerse de largo delante de la toda nobleza. Con pasar un par de días por Carcasone y recoger algunos enseres para el viaje sería mas que suficiente, y  podrían continuar rápidamente hacía Narbonne. Pierre tenía que charlar con Paul Ollande sobre la situación de la Iglesia y los problemas con Fulko, pero podían descansar en la hacienda de los tios de Elisée y disfrutar de unos días de la familia. Pasado eso, tomarían la ruta mas rápida hacia Puy pasando por Nimes. Parecía un plan perfecto.

Se volvieron a abrazar efusivamente, contentos por lo que tenían planeado para los próximos meses, y lo mas importante, juntos durante un largo periodo de tiempo. Se besaron y pasearon hasta la salida del saloncito que daba acceso a las habitaciones. El resto de comensales ya estaban preparados para la cena y ellos aun no se habían adecentados. Se rieron y subieron a prisa por las escaleras par ponerse lo mas elegantes para la cena.
Los días que pasaron en el palacio de Tolouse serían difíciles de olvidar. Las fiestas ayudaron a tener un ambiente distendido durante casi todo el día. Los hombres aprovecharon para ir a cazar y realizar su ejercicios de espada y combate, estando a la mediodía dispuestos para las mujeres. Estas por su parte aprovecharon para visitar el mercado de artesanos y encargar algunos detalles para las fiestas de la noche. Los Condes de Foix aparecieron por sorpresa el sábado, y aprovecharon para que la comida se realizara en los jardines. Un par de asados, con patatas y buenas verduras. Todo ello regado con buen vino del Languedoc y una fría cerveza. Los postres fueron la guinda a la comida, varias tartas de las mejores frutas fueron colocadas en la mesa para compartir entre los comensales. La tranquilidad y alegría presidia la mesa, y las conversaciones se fueron sucediendo una tras otra para el mejor ánimo de todos.


Solo una pega a los días disfrutados, la visita de Domingo a Fulko. El radicalismo del Obispo hacia los cátaros había aumentado. Ni la palabra de Domingo, por la expansión de la orden Dominica que haría que les debilitara, conseguía calmarle. Parecía que había condenado toda su existencia a luchar contra ellos, y que la única forma que el veía para terminar con ese problema era su extinción. Domingo intercambio con él las ideas de lo que se estaba llevando a cabo, de la prosperidad que se estaba produciendo en el Languedoc, de la reforma que la propia Iglesia estaba llevando a cabo, y eso hacia que la población estuviera volviendo a las iglesias. No necesitaban de esos buenos hombres que habían ocupado el espacio dejado por ellos. 

Aun así Fulko no veía nada claro esos movimientos, siempre veía algo oscuro en los cátaros. Tras calmar Pierre a Domingo indicándole que lo hablaría con el obispo de Narbonne, se encaminaron a la pequeña reunión que se había improvisado en uno de los salones que tenían salida al jardín. Alguna de las mujeres preferían estar entre los frescos muros de Palacio después de la comida, ya que el calor de mediados de Agosto apretaba en esas horas.  

Pierre también informo a Domingo del viaje que iba a realizar con Elisée para ir preparando la boda. Les acompañarían parte del camino hacia Carcasone, pero luego quería desaparecer un tiempo. Domingo también quería poner todo en orden. Los Dominicos habían crecido de forma exponencial en los últimos seis meses y todo llevaba su tiempo. Había muchas cosas que había que modificar y otras que tenían que consolidar. Muchos de los clérigos que se sentían abandonados por la Iglesia habían decidido unirse a la orden, y había que redactar un documento para que todos actuaran de la misma forma. Ademas necesitaba crear una especie de aparato administrativo que llevara un control , como número de iglesias y parroquias donde se estaba llevando la palabra de Cristo, numero de hermanos que trabajaban para ello, así como otras pertenencias en cuanto a inmuebles. Se tenían que aprovisionar de ropa a los nuevos monjes  y distribuirlos en sus nuevos lugares. No quería empezar algo sin haber terminado antes otra cosa y su prioridad era ahora la Abadia de Lagrasse, la cual tenia que ser un lugar importante, como lo era el monasterio de Fanjeaux. 

Estaban en sus meditaciones cuando se les acerco Elisée, de forma elegante les hizo parar de hablar de sus temas e incorporarse a la conversación que se estaba produciendo entre el resto de comensales sobre la fiesta del día siguiente.

El domingo paso rápidamente y todas las expectativas sobre el final de fiesta se cumplieron. El Conde de Foix junto a Enrique realizaron una exhibición de armas en la explanada del palacio, que congrego sobre todo a mucha chiquillería. Durante toda la mañana se fueron alternando diversos espectáculos en la ciudad, uno de ellos fue el que mas gente reunió. Una especie de teatro realizado por varios trovadores, donde se mezclaba con la música y la aparición de marionetas. Era precioso el escenario que habían montado y los aplausos eran continuos ante las numerosas ocurrencias. La fiesta grande fue después de la comida, en la explanada junto al río se junto la mayoría de la gente, realizándose una misa en honor de la patrona. Hubo juegos populares una vez acabada hasta el atardecer, y acabo con fuegos artificiales. Después de un día entero de fiesta los habitantes de Tolouse estaban exhaustos, y preparados para recogerse en sus casas, al igual que  los Condes y sus invitados. Según fueron apareciendo por el salón iban despidiéndose los unos de los otros. Al día siguiente partían para distintos lugares y no querían molestar al resto por las horas en que se iban a producir las partidas.


Cuando Pierre fue a despedirse de Enrique este le comento que podía quedarse con varios de los soldados que les habían acompañado a él , a Leonor y Elisée desde Carcasone. Había traído mas de la cuenta por si al final las dos mujeres tenían que regresar solas, pero viendo que les acompañaría Domingo y él, podría llevarse una pequeña guardia de seis soldados. Pierre le informo que después de dejar a Leonor en el Castillo, querían proseguir el viaje hacía Puy para hacer los preparativos de la boda, y viendo la duración del viaje, si podía tomar a cuatro soldados de su guardia para que les escoltarán. Pierre se encargaría de su paga y manutención durante los días que durará el viaje. Enrique le dijo que no había ningún problema, y que no hacía falta que pagará nada era un regalo anticipado de boda. Pierre intento disuadirle del regalo, bastante estaba siendo su hospitalidad con Elisée, como para encima pagar él a los soldados, pero Enrique no daba su brazo a torcer. Pierre no intento llevar la contraria más a Enrique, sabía que sería imposible cambiarle de idea. 

Así termino el día, los Condes de Tolose se acercaron y se despidieron cariñosamente de todos. Isabel abrazo con fuerza a Elisée, notándose la afinidad que se había creado entre ellas. Estos días habían sido de mucha convivencia y confidencias entre ellas. Raimond estrecho con fuerza la mano de Pierre, tenían que celebrar otro Torneo de Justa para la primavera, una vez acabado el enlace. Todos cansados se dirigieron a sus habitaciones produciéndose el silencio en el Palacio.

A la mañana siguiente, después de un merecido descanso y un desayuno reparador partieron hacia Carcasone Pierre, Elisée, Leonor y Domingo acompañados por los seis soldados cedidos por Enrique. Este se marchó temprano con el resto de los soldados, quería estar antes de la comida en Burdeaux para poder informar a William Marshall de la situación en los territorios ingleses. Cuando la comitiva iba a partir aparecieron Raimond e Isabel para despedirse una vez mas. Una lagrimas aparecieron de las mejillas de Isabel, y el Conde en plan tierno la beso para eliminarlas. 
Después de unos abrazos tomaron la calle que dejaba el palacio atrás para encaminarse a la vía que les llevaría a Carcasone.El trayecto lo iban a realizar en dos etapas, descansando es noche en Castelnaudary. Ese era el punto donde Domingo se separaba de ellos para visitar Mirapoix antes de llegar al monasterio de Fanjeaux. 
El día transcurrió tranquilamente, descansando durante las horas de mayor calor. Ademas aprovecharon los caminos que serpenteaban entre los riachuelos de la zona, amparándose en la sombra que proporcionaban los arboles colindantes. Pararon a comer en una explanada cerca de Lauragais, donde se formaba una pequeña laguna, utilizada por los niños de la zona para darse un baño. Durante el camino muchas fueron las conversaciones relativas a los días pasados en Tolouse y a lo bien que se lo habían pasado. Por la noche cenaron en una posada que encontraron solo entrar en el pueblo. Consiguieron habitaciones para las damas y el resto les toco dormir bajo el estrellado cielo de la noche. Pierre hacia tiempo que no dormía al raso, y le recordó su tiempo en la cruzada. El cansancio era tan grande que se durmieron enseguida. Por la mañana despidieron a Domingo y continuaron su viaje hacia Carcasone. Querían llegar cuanto antes, esto era solo el comienzo, y para llegar a Puy les quedaba más de una semana.

Antes de la hora del almuerzo se encontraban antes las murallas de la Cîte. Solo llegar a la explanada del Castillo desmontar de sus caballos y fueron atendidos por varios criados que habían salido a recibirlos. Tenían bastante hambre y les sirvieron rápidamente la comida para poder descansar y reponer fuerzas para lo que les esperaba. 

Pierre quería permanecer solo un día en Carcasone, pero la insistencia de Leonor sobre Elisée hizo el día se alargara. Pierre mientras tanto consulto con el Jefe de la Guarnición sobre los cuatro soldados que les acompañarían en su viaje, así como las necesidades que tendrían. Leonor puso a su disposición un matrimonio de sus sirvientes para que les acompañaran, por si fueran de necesidad para las actividades diarias. Al final el grupo lo componían Pierre, Elisée, cuatro soldados y la familia de sirvientes. Todos en sus respectivas monturas. Cerraba el grupo tres jóvenes asnos que cargaban con enseres para dicho viaje.

La expedición partió de Carcasone con muchísima ilusión. Era jueves 3 de Septiembre de 1215. Pierre esperaba llegar antes del sábado 12 de Septiembre a Puy para así poder retornar a Carcasone en la primera semana de Octubre. Fueron despedidos por Leonor que se sentía muy triste por la marcha de Elisée. Habían sido varios meses en que la convivencia día a día había creado un vínculo de amistad muy fuerte. 

Tomaron el camino dirección a Narbonne, querían llegar en un día. El camino transcurría por la vereda del 
rio L´Aude, por lo que el entretenimiento iba a ser grande debido a la cantidad de personas que por aquellas fechas toman dicho trayecto. Aunque comenzaron a muy temprana  hora ya había agricultores que se encaminaban a sus fincas para poner en marcha sus quehaceres. La mañana transcurrió tranquila, con varias paraditas para refrescar a los caballos y tomar agua ellos.

 A la hora del almuerzo se encontraban en las postrimerías de Saint-Couat-D´Aude, aprovechando para comer y descansar un rato. Encontraron una pequeña posada con dos habitaciones, donde poder pasar el tramo de más calor del día.  Querían reanudar el viaje lo antes posible, pues en Narbonne tendrían que estar varios días para que Pierre pudiera solucionar temas con el Obispo Paul Ollande. Abandonaron la posada y no siguieron el camino del rió, se encaminaron hacia Corbiers de una forma más recta. Estaba en peores condiciones pero acortaba en varias horas la marcha. Cuando atardecía llegaban a Narbonne tras un duro  día de marcha.  

A Elisée se la notaba cansada, no estaba acostumbrada a montar tantas horas a caballo, y su buena vida al lado de Leonor le había hecho olvidar los largos trayectos con su hermano Sebastian. Pierre llevaba un documento para poder descansar en la vivienda que la orden dominica tenia en dicha ciudad. El encargado se llamaba Manuel, y Pierre se acordaba de su ultima visita realizada durante la boda de los Condes de Foix.  Tras presentar el documento y charlar un rato sobre como se encontraba Domingo y el resto de la orden, se encaminaron a su habitación. A Elisée le acompañaba su sirvienta , llamada Margarita. Los soldados se instalaron rápidamente al lado de la vivienda. Habían traído consigo una pequeña tienda de campaña, que colocaron en un lateral de los establos. Con paja seca hicieron varias camas para poder descansar del viaje. 


A la mañana siguiente Pierre se dirigió a los soldados y les indico que tenían que acompañar a Elisée y a los dos sirvientes a una hacienda a las afueras de Coursan. El tenia que quedarse varios días en Narbonne para hablar con el Obispo, y su prometida tenía familia allí. En cuanto recogieran la tienda y ensillar los caballos partirían, el resto ya estaban preparados. Pierre se despidió de Elisée indicándola que disfrutará de los días con sus tíos. Que seguro que lo pasaría bien. El intentaría resolver todos los asuntos lo mas rápido posible para poder continuar el viaje.

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