CAPITULO XV. Tiempo de BODA

Los días pasaron en Carcasone, el tiempo comenzó a mejorar y cada vez estaba más cerca el día del enlace. Parecía mentira que hiciera ya dos meses desde la marcha de Narbonne. Todo estaba preparado para partir. Las últimas noticias sobre Fulko no eran esperanzadoras. Seguía estable y lo único que se había conseguido era sanar las múltiples heridas que tenía. En cuanto a su estado mental nada había cambiado y seguía en una especie de sueño del cual no parecía despertar. La ingesta de alimentos se realizaba por medio de sopas y pures que le daban los dominicos al cargo. No se le pudo trasladar a Narbonne debido a su deterioro físico, esperando al final de la primavera o principio de verano.

Las informaciones desde el Vaticano eran buenas, Cencio había presentado el informe al Papa y le había tranquilizado sobre el problema cátaro, desviando la atención hacia tierra santa y la península ibérica. Viendo el déficit económico que había en los Reinos cristianos, había pensado en expulsar a los infieles de Granada, y separar su amenaza con un mar de por medio. Era una batalla menor, pero que calmaba a Inocencio III.

Pierre y Elisée habían decidido partir a mediado de mayo. El camino hacia Puy iba a ser diferente. Para no entretenerse en ciudades conocidas iban a cambiar de ruta. La primavera hacía que otros caminos fueran igual de buenos e iban a atravesar los bosques de Cevennes. Pasarían por Mazamet para seguir hacía Millau, camino de Mende y Langogne para acabar en Puy. Con un poco de suerte en cuatro días y medio podrían conseguir llegar, y así repasar los últimos retoques a la boda.

Las noticias desde Puy eran fenomenales, Blanca había seguido un plan en el que iba informando por carta a Elisée de las cosas que se estaban realizando. Por su parte Elisée en compañía de Pierre habían mandado invitaciones para dicho día. Entre ellas las de los Condes de Foix y Tolouse, el Cardenal Cencio, el Obispo Paul, alguno de los barones y caballeros del Languedoc, la familia al completo, Domingo, Esclaramonde y ciertos miembros de la alta sociedad de Narbonne con los cuales se había tenido bastante relación durante los últimos tiempos.

El grupo más numeroso serían los invitados del Condado de Puy. Pierre no había estado allí desde hacía muchos años, y por ello no tenía ninguna relación personal con la gente, pero su madre había creado fuertes lazos con mucha de la nueva sociedad que había ido creciendo alrededor suyo, y por lo tanto tendrían que estar. Pero todo estaba pensado y planeado, por ello y gracias a las fechas en que se iba a celebrar dicho enlace, se había decidido hacerlo en la explanada principal del castillo, se habían fabricado mesas y bancos para todos los comensales, así como carpas que evitarían el sol directo en las horas centrales del día. La nueva cocina había sido diseñada para tener acceso desde ella y poder servir los alimentos a tal cantidad de personas. Se había construido una puerta que daba acceso a la bodega para poder servir el vino y la cerveza. Parecía increíble pero no se había escatimado en ningún detalle, para que se estuviera lo mas cómodo posible y ser lo mas atento en el menor tiempo posible.
La partida se produjo el viernes 20 de mayo, Leonor y Elena acompañaban a Elisée y Pierre. Enrique y George tenían que resolver unos asuntos en Monpellier y llegarían para la boda. Por cierto la relación entre George y Elena iba viento en popa. Después de dos meses de flirteo le pidió la mano delante de todos, en  la comida celebrada en el Castillo para el cumpleaños de Leonor. George tenía que regresar a finales de año a Londres, su padre había tenido un accidente y el Rey Juan quería tenerle a su lado. Los conocimientos aprendidos al lado de Enrique eran importantes para Su Majestad, y quería integrar en su personal de confianza a George. Por ello la precipitación de los acontecimientos y con ello un nuevo enlace en Carcasonne para principios de Otoño. Todos estaban contentísimos. La comitiva iba acompañada por diez soldados que escoltarían a la caravana. Llegaron a Puy en los días previstos, el trabajo con los carromatos fue estupendo, y aunque ellos siempre llegaban con algunas horas de retraso al descanso, consiguieron no mermar el ritmo de la marcha.

La entrada en Puy fue distinta a la última vez que estuvieron. Ya conocían lo que les esperaba, y aunque en estos últimos meses se habían hecho varias nuevas construcciones, el panorama de la ciudad no había cambiado en líneas generales. En cuanto llegaron al Castillo, fueron recibidos por Blanca y Molay, que se encargaron de ordenar que hacer con los soldados llegados, así como con los carromatos. Repartieron besos y abrazos con las damas, así como con Pierre y los trasladaron rápidamente dentro del castillo. Quedaba tiempo todavía para la cena así que habían preparado algo de ropa para que se cambiaran y asearan en sus respectivas habitaciones.

Durante los días previos a la boda, Pierre visita a alguno de los señores del alrededor. Las relaciones y lazos creado por su madre Blanca tenían que ser reforzadas por su hijo. Molay le acompaña en estas importantes visitas, quedándose las damas ultimando los últimos detalles, sobretodo lo referente al banquete, colocación de los invitados, alojamiento, etc. Todos los señores han sido invitados por Blanca a la boda, pero Pierre quiere presentar sus respetos antes de dicho día. 

El primero en ser visitado es el Condado de Clermont-Ferrand, desde hace poco disgregado del Condado de Auvernia. El Conde es Rene Souchon, segundo hijo de los Condes. Un territorio cuatro veces mas pequeño que el de su hermano mayor, pero que creo un precedente en la nobleza francesa, al ser el primer condado dividido para dos hermanos y manteniendo ese estatus. Lo normal era que hubiera sido un feudo dependiente del Condado mayor, pasando a ser un señorío. En este caso la importancia episcopal de la ciudad hizo que se necesitara una independencia del condado original y por ello la separación en dos territorios. La ciudad era encantadora y la visita fue muy agradable. Los condes ofrecieron un tentempié a Pierre y Molay, y charlaron de muchos y diversos temas. Acercaron puntos comunes sobre los negocios que estaban llevando a cabo de forma común, nuevos cultivos que se estaban introduciendo, así como  el aprovechamiento del regadío. Canales pequeños de agua eran aprovechados para regar tierras que en otras épocas eran valdias durante gran época del año. La verdad que la tertulia fue muy agradable, Pierre agradeció su presencia en la boda y se despidieron cortésmente.

El siguiente paso fue Saint-Etienne, pasando por Montbrison. Esta última había sido la ciudad importante de la zona, pero desde que los artesanos armamentísticos se habían instalado en la primera, había ido perdiendo importancia. El señorío de Saint-Etienne estaba pendiente de ser considerado Condado por el Rey de Francia. El territorio era ya mayor que el Condado de Lyon, del cual era todavía feudo. Pero el poder económico, así como la situación estratégica de la ciudad, hacia que en cualquier momento pasara a un mejor estatus. Aramis de Etienne era el señor, y era una persona moderna para su época. Había conseguido que la ciudad prosperara gracias al negocio de las armas. En la ciudad estaban los mejores espaderos de todo el reino, y aunque no se podía comparar con la artesanía de Toledo ya tenía su pequeña fama en muchos de los Reinos Cristianos.  Se basaba más en espadas para el ejército, producción mas rentable en esos tiempos de guerra. Ademas también se dedicaban a otro tipo de armamento como lanzas, ballestas y arcos. Se sabía que tenía a diversos científicos estudiando la construcción de un arma para la defensa de las ciudades llamado CAÑÓN, ya utilizado en la india y china, y que se creía en poder de los musulmanes para la defensa de la península. Ciudades como Malaga y Granada eran destino de esta nueva invención. 

Los espías Aramis sabían además que Inglaterra ya tenía conocimiento de la pólvora gracias a sus científicos de Oxford, y por lo tanto la materia principal para la utilización de los cañones. Esto no era más que el primer paso para construcción de armas de fuego, como algún iluminado había predicho en siglos anteriores. La reunión con Aramis fue mucho mas productiva que con Rene. Era una persona con una cantidad de ideas inagotables, que estaba pensando siempre en nuevos retos. El comercio entre Saint-Etienne y Puy se llevaba a cabo por el rio Loira. Aramis había creado una serie de tratados con los condados por los que discurría el rio para poder utilizarlo. En muchos casos había sufragado los gastos de construcción de puerto en alguna ciudad, como el de la ciudad de Orleans, para poder atracar sus barcos. Orleans era una ciudad a un día de marcha de Paris, y esto favorecía su negocio. 

Había acondicionado el cauce del rio en aquellas partes donde la navegabilidad era difícil, y tenia en proyecto dos cosas. La primera, poder alcanzar la costa del atlántico. El rio Loira desemboca en la ciudad de Nantes, cuyo puerto Saint-Nazaire era de los mas importante de toda Francia, a la altura de la Rochelle puerto de la Orden del Temple. En estos momentos el rio es navegable hasta Tours, pero estaba empeñado en llegar hasta la costa atlántica. La segunda, unir el Loira con el Rodano mediante un canal. Aprovechar los afluentes de ambos ríos y principlamente el rio Doux para construir un enlace entre el mar mediterráneo y el océano atlántico. Creando un puerto fluvial a las puertas de Paris. Esto crearía un comercio interior rápido y seguro, con el beneficio consiguiente para los patrocinadores. 

Pierre escuchaba atentamente las ideas de Aramis, pero esperaba saber en que punto le necesitaba. Entonces fue cuando indico su problema. No tenía suficiente financiación para ambos proyectos. Y por lo tanto una sin la otra podría no ser suficientemente beneficiosa. Propuso a Pierre que cada uno financiara una de las dos obras,  y que se redactaran ciertos documentos para la concesión de dichos negocios durante un periodo de tiempo. Dicho tiempo se valoraría en función de la inversión realizada. Para el Rey de Francia se generaría una nueva financiación, ya que un mayor comercio generaría un mayor ingreso de impuestos, y por lo tanto una nueva perspectiva en sus conflictos bélicos. Aramis estaba dispuesto a reducir un porcentaje de sus ingresos en armas proveniente del ejército francés, dependiendo de los años de concesión. Molay susurro al oído de Pierre lo que aumentarían las ventas de agricultura y ganadería de la zona de Puy, así como el comercio de derivados de la guerra que se estaban afincando en la zona como ropa y botas. La importancia que tendría el nuevo puerto de Puy en este macroproyecto. Aramis les invito a cenar y que se quedaran a dormir, al día siguiente podrían continuar el viaje. Antes de la cena, les enseño alguno de los almacenes donde se guardaban los encargos del Rey Felipe II Augusto, y alguno de los artesanos dedicados a la producción de dichas armas. Era un nuevo concepto de artesano más cercano a  pequeña industria.

Después de despedirse de Aramis tomaron camino de Valence, cuyo condado era limítrofe con el de la Provenza.El Conde Berenguer era famoso por sus dotes diplomáticas, no en vano tenía que lidiar en muchos asuntos entre la Corona Francesa, el Vaticano y el Sacro Imperio Romano. Centro del comercio sobre el rio Rodano la ciudad era un enclave estratégico. El conde en su juventud había sido sacerdote de la Orden de Cluny, siendo sus primeros pasos en la Abadía de Moissac. Las buenas relaciones de su padre con el Rey le hicieron pasar al Vaticano como delegado papal en representación del Rey de Francia. Era importante mantener una persona donde se estaban dirigiendo muchos de los destinos de los Reinos Cristianos. Pero la tragedia sacudió a su familia, su hermano mayor murió en el asedio a Toulouse y el mediano debido a unas fiebres. Por lo que a la muerte de su padre tuvo que hacerse cargo del condado como único heredero. De esto ya hacía más de un año, había sido nombrado obispo de la región de la Provenza y por ello era conocido como el Conde Obispo. 

Las dificultades al principio fueron grandes, pero con diplomacia había conseguido poder llevar a cabo sus dos cargos, y en esos momentos el único rumor que circulaba era la cuestión sucesoria, por lo que se rumoreaba su salida de la Iglesia. Pero eso no era un problema que a Pierre le preocupara. Era vecino suyo, y parte importante de la Iglesia. Hilo de comunicación entre el Vaticano y el Rey de Francia, y eso había que aprovecharlo. Quería exponerle el plan de Aramis sobre el canal, para el aumento del comercio. Pierre no esperaba a Berenguer en tan buena forma, tratándose de un miembro de la iglesia esperaba a alguien descuidado físicamente, pero todo lo contrario. Nadie diría que había pasado tiempo entre las paredes del Vaticano, mas bien parecía haber estado en todos los campos de batalla de los últimos años. Con una barba afilada, mostraba un semblante sereno, a la vez que una sonrisa picarona. Con el la conversación fue fluida, una persona muy dicharachera, que siempre escondía un as en la manga. Tomaron una excelente comida regada por uno de los mejores vinos de la zona. Trataron diversos temas concernientes a los dos condados y a las relaciones que querían mantener, así como los negocios que podían establecer. A mitad de tarde se despidieron y pusieron rumbo a Puy, querían llegar cuanto antes mejor, y sabían que aunque los días iban siendo cada vez mas largo la noche se les echaría encima y tendrían que recorrer un buen trozo a la luz de la luna.

Durante estos tres días de visitas la relación entre Pierre y Molay fue creciendo. Al principio las conversaciones eran bastante sencillas y siempre relacionadas con informaciones de las personas o territorios a los que se iban a visitar. La seriedad de Molay parecía una muralla entre los dos pero las diversas situaciones que se fueron produciendo, asi como las anécdotas que se produjeron durante el viaje, hizo que Pierre conociera a otro Molay. Fue un acierto el casamiento con su madre, no creía que hubiera habido otra persona que la hubiera cuidado y apoyado tanto como el. Un ser discreto que siempre estaba en un segundo plano, pero fiel a los suyos. Dispuesto a sacrificarse por el bien común. Y ahora que se conocían un poco mas, con un fino sentido del humor, ah y un especialista en cata de vinos.

Cuando llegaron ya era de madrugada, y todos estaban durmiendo menos la guardia del castillo. Por eso a la mañana siguiente fue una sorpresa para las damas el verlos en el desayuno. Las risas fueron grandes cuando Molay les indico todo lo que tenían que hacer en ese castillo para poder desayunar juntos. Les quedaba por visitar al señor de Mende, Valentaine, primo del Conde de Toulouse. Pero dada la cercanía le mandarían una invitación para que se acercara uno de los días previos a la boda y salieran a cazar juntos, por alguno de los bosques colindantes entre ambos territorios. 

Esto alegro a Elisée que quería estar con Pierre dado la cercanía del enlace. Quedaban solo diez días para la boda y todos estaban estresados . Pierre diseño un calendario para llevarlo todo con tranquilidad. Sabía de sobra que su madre y prometida lo tenían todo controlado, y que todo saldría a pedir de boca. Era preocuparse por preocuparse y retocar por retocar. Mejor estar entretenidos en otros quehaceres. Así Pierre propuso ir a pasar dos días al lago Naussac, cerca de Langogne, a un medio dia de marcha a caballo. Había una pequeña hacienda cerca del lago de unos amigos de Blanca. Ahora estaban en la ciudad para la boda, y a lo mejor podían instalarse un par de días para disfrutar de un descanso. 

Blanca mando un mensaje a sus amigos Robert y Madeleine que así se llamaban los dueños de la hacienda, y empezarón a preparar las cosas para partir al día siguiente. A medía tarde recibieron la visita de los dos en el castillo, Blanca los había invitado a merendar para tratar el tema de la casa en el lago. Les presento a Pierre y Elisée y al resto de invitados. Madeleine fue la primera en ofrecer la casa a Blanca sin ningún tipo de problema, los sirvientes estaban allí, así que les dio un documento para que supieran que podían utilizarlo. Además Robert había mandado a uno de los sirvientes de la ciudad para informarlos de que al día siguiente llegarían unos invitados especiales y que estuviera todo preparado. Elisée les agradeció tanta generosidad, y se acerco a abrazar a Madeleine. Después de varias horas de tertulia y de tomar varios refrigerios que dejaron sin ganas de cenar a la mayoría de los tertulianos, se despidieron para poder descansar.

La sorpresa fue mayúscula cuando al comenzar el camino hacia Langogne se encontraron con George y Enrique, estos venían de Montpellier de resolver asuntos importantes para la Corona Inglesa. Con las mismas se unieron a la comitiva y comenzaron un nuevo viaje. La sonrisa de Elena creció, cuando George se acerco y la beso en las mejillas. Los días que pasaron en Naussac fueron geniales, lo que en principio iba a ser para dos días se convirtió en cuatro, Molay viajo entremedias a Puy para comprobar como iban los últimos preparativos y saber si algún invitado había llegado. 

Domingo de Guzmán había pasado por Puy el día anterior en su visita por la comarca, pero conociendo el viaje de Pierre y compañía, había decidido conocer un poco más las congregaciones de los alrededores. Un emisario papal comunicaba que Cencio llegaría en dos días, y ningún mensaje más. Molay dio ordenes de que cualquier problema que surgiera fuera informado inmediatamente, mandando un emisario a Naussac. No quiere que se moleste al resto de los miembros para que estos disfruten al máximo de esos días de paz y tranquilidad.

Cuando llegan de nuevo a la ciudad empiezan a llegar los invitados. Todo estaba previsto para poder alojar a tantos invitados. La idea la sugirió Molay. De su estancia en Tierra Santa había visto como se movia y descansaba un gran ejercito, y sobretodo un ejercito como el árabe, donde muchos de sus caudillos eran grandes señores. Penso en la construcción de un campamento a las espaldas del Castillo, con carpas de campaña, tipo a las jaimas árabes del desierto. Fáciles de construir y de albergar a tanta gente. De esa forma todos quedarían sorprendidos de tal originalidad y no se sentirían ofendidos por haber sido alojados fuera del castillo. Se aprovecharía los comedores construidos para la boda para servir las comidas previas al dicho día. Lo que había sido un problema logístico en un principio, se convirtió en uno de los encantos de dicha reunión. 

Muchos de los invitados se sorprendieron en un principio, pero todos disfrutaron de las noches previas. El recinto se convertía en una especie de campamento donde los hombres discutían y hablaban de viejas batallas, en un entorno que les daba melancolía de épocas pasadas. Aunque el tiempo acompañaba, no faltaba la hoguera en la cual reunirse para cada uno contar aquellas viejas batallas de cuando eran joven, transladandose en lugar y tiempo en la imaginación de cada uno de ellos.Las mujeres por el contrario se encontraban en el salón del castillo, rodeadas de las comodidades que ofrecía cuatro buenas paredes. Y así pasaron los días previos al enlace.

Aquel 10 de Junio de 1216 se levanto un día esplendido,desde la noche anterior todo se había organizado para dejarlo todo en su sitio para el día siguiente. Los invitados habían recibido unas pequeñas instrucciones de como se iba a desarrollar la boda. El lugar que tendría asignado cada uno de los invitados, tanto en la iglesia como en el banquete,  la composición de la comida del banquete, así como el horario previsto del día. Molay había previsto casi todo, un ejército de sirvientes ayudaba en el campamento a que los señores y damas se vistieran para tan esplendida ocasión. 

Desde muy temprano el ir y venir de los sirvientes había generado un ruido distinto en la ciudad, un ambiente totalmente distinto. Las damas es las que mas cuidados necesitaban. Los caballeros se habían remolinado en el comedor a tomar un desayuno liviano esperando al banquete que les esperaba. El protocolo pedía que antes de media mañana todos los invitados estuvieran en sus lugares dentro de la iglesia. Cencio, Paul y Domingo habían preparado todo lo relativo a la ceremonia del casamiento, con la ayuda del párroco. Este no cabía en si de ver las personalidades eclesiásticas que se habían unido para casar al señor del Condado. La Iglesia parecía más una catedral de lo vestida que estaba. Se habían instalado varias sillas señoriales para acoger a los Condes de Toulouse, máxima autoridad de la nobleza en dicho enlace, además de la representación del Rey de Francia Felipe  II Augusto. Otras servirían para los padrinos del enlace y las ultimas para las autoridades eclesiásticas. 

Todo estaba preparado para la llegada de los invitados mas famosos, los Condes de Tolouse fueron de los últimos en llegar, acompañados de Sebastian y Esclaramonde. La belleza de la cátara resplandecía en el brillar de la iglesia. Al paso de ella, el publico asistente exclamaba de admiración. Sebastian había desestimado ser el padrino por su condición de cátaro y había dejado dicho honor a Enrique, cuñado de los Condes y amigo personal de Pierre. Hasta que Esclarmonde no tomo asiento en los bancos de la primera fila no ceso el murmullo entre la gente. Esto coincidio con la aparición de Pierre acompañado por su madre Blanca. Esta estaba radiante pese a la edad, la había rejuvenecido el acontecimiento, y su sonrisa lo demostraba. Fueron aplaudidos en el recorrido hacia el altar por todas las personas que allí se encontraban. 

Una vez llegaron a la altura de Cencio se pararon junto a el y le saludaron, uniéndose a ellos Paul y Domingo. Pierre se acerco a saludar a Raimond e Isabel, y fue cuando Molay se acerco para indicarles que Elisée estaba esperando a entrar en la iglesia para comenzar el enlace. Todos se colocaron en sus respectivos lugares y Molay salio para indicar el comienzo. Con una música de órgano Enrique y Elisée comenzaron el camino hasta el altar. La gente no paraba de aplaudir y de admirar la belleza de Elisée. La gente estaba entusiasmada con dicha boda y no paraba de exteriorizarlo. Parecía que no pasaba el tiempo hasta que por fin Enrique entrego la mano de Elisée a Pierre y todos tomaron asiento.

La misa fue breve, no había mucho mas que decir. El amor que se confesaban era grande y eso se notaba, así que los pequeños discursos de Cencio, Paul y Domingo estuvieron encaminados hacia el esfuerzo que la comunidad tenía que hacer para tener una paz igual que la que se confesaban los dos pretendientes. Una vez acabada la omilia, todos querían saludar a los recién casados por lo que se improviso un besamanos delante del altar. Los besos y alegrías se entremezclaban con las emociones y lloros, era una mezcla grande de sentimientos por parte de muchos de los asistentes. Poco a poco los invitados iban desalojando la iglesia y trasladándose a la explanada del banquete.

Pierre y Elisée se quedaron entonces con la familia y los invitados mas cercanos, recibieron toda clase de elogios por parte de todos. A blanca se la veía muy contenta, alguna lagrima se le había escapado durante la misa, pero nada que un pañuelo no disimulara. Elena era la mas llorona, llorar de alegría por su prima. La acompañaba George que la secaba con delicadeza las mejillas.Enrique y Leonor al igual que los Condes de Tolouse estaban felices de que todo hubiera salido bien y charlaban con los Condes de Foix sobre la anterior boda. Esclaramonde felicito a ambos y no dejo en ningún momento a  Sebastian que se fundio en un abrazo cariñoso con su hermana. Molay beso en las mejillas a Elisée y dio un fuerte abrazo a Pierre, se le notaba orgulloso de pertenecer a una familia. Todos comenzaron a salir de la iglesia e ir al banquete, el cual no comenzaría hasta que no llegaran.

Fue todo un día de celebraciones, no falto nada de comida y bebida para los comensales. Los niños alegraban muchos de los juegos que se habían organizado en unos de los laterales del comedor, y los trovadores no paraban de tocar durante el banquete. De vez en cuando se improvisaban pequeños bailes, para amenizar la comida. Era una mezcla increíble. La felicidad reinaba no solo en la explanada sino en el resto de la ciudad. Para que el pueblo también disfrutara se había puesto una especie de mercado en la plaza donde se invitaba a comida y bebida. La fiesta se fue alargando hasta horas intempestivas. Los mas mayores fueron abandonando el recinto de la explanada hacia sus alojamientos, y los recién casados tenían las mismas ganas de dejar a los invitados y retirarse a sus aposentos. Cuando las campanas de la iglesia replicaban sobre la media noche, Pierre se levantó y alzo su copa. Todos callaron al ver que empezaba a hablar, dando las gracias a todos por su presencia y por haberles acompañado en día tan especial. La fiesta para ellos  había acabado y se estaba despidiendo de todos los invitados que quedaban. 

Estos se arremolinaron entorno a la mesa de ellos y los alzaron en vilo para llevarlos hasta las escaleras del castillo. Todos querían participar en este pequeño viaje en volandas del nuevo matrimonio. En alguno de los momentos parecía que alguno podía terminar en el suelo, lo que hizo que afloraran las risas entre los participantes. Al fin llegaron a las escaleras que conducían a la habitación de los nuevos Condes y les dejaron en el suelo. Estos se abrazaron y besaron entre los vítores del gentío, comenzaron a subir las escaleras hasta que desaparecieron.


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