CAPITULO XXXIII: Fin de la Historia. Gines I

Cuando Simón cierra el libro contempla mi rostro al lado suyo. Me pregunta si eso es todo, y  le respondo si le parece poco, pero que hay otro volumen con las historias hasta mi padre Guillaume y el ultimo Conde de Puy, Raymond Brel. Simón no sale de su asombro. Que gran historia, que gran personaje, un visionario. Han sido muchos días a lo largo de estos años los que Romain le ha ido contando las aventuras de Pierre y Domingo, los dos iniciadores de la Unificación, pero al leer los últimos capítulos del libro ha comprendido la magnitud de la empresa. 

Una vida dedicada a un plan, o como quiera decirse un Plan de Vida, eso lo fue la vida de Pierre de Brel. Quedan cosas por contar pero tendrán tiempo en estos próximos años. Le pregunto a Simon si me acompañaría en mi coronación, seguro que todos estarán nerviosos por donde se encuentra y el necesita estar tranquilo, sabiendo que lo difícil ya se ha hecho. Simón se levanta con lagrimas en los ojos, le dirá a alguno de los monajillos que cuiden la entrada del templo y le acompañará al Palacio de la FE.

Cuando llegamos los ayudantes de cámara están como locos, han buscado por todo el Palacio y no le encontraban y no quedaba ni dos horas para su coronación. Les tranquilizo e indico que Simón me acompañara al Trono de San Pedro, el me ayudará a vestirme y que ellos vayan preparando el Salón de Salomón con los invitados. Como había quedado una recepción sencilla.
Antes de partir repasan con Romain el plan de la ceremonia.

El Papa Gines I será coronado con la triple tiara papal, que simboliza que su titular es Padre de Príncipes y Reyes, Gobernador del Mundo y Vicario de Jesucristo. Será un momento breve y mucho más simbólico, ya que el papa Gines I quiere huir de la pomposidad y lujo de ceremonias anteriores.
Por eso se comenzara con una pequeña oración de su Santidad junto a los cardenales, el cardenal Camarlengo mostrará una Biblia donde Gines I prometerá servir a la Iglesia Cristiana y llevar sobre sus espaldas el legado de Cristo. Mientras tanto  Simón será el encargado de pasar tres veces la triple tiara por la cabeza del Papa, apoyandola sobre ella tras el último giro. Todo este acto se realizara en el Salón de Salomón, para una vez acabado se partirá hacia el patio del Palacio de la Fe preparado para recibir dicha misa publica
Dicha coronación será un paso previo a  una misa abierta al público y a la que asisten los  invitados de los distintos Reinos y personalidades importantes de otras culturas y religiones. La ceremonia, oficialmente se denominada Misa solemne para marcar el comienzo del ministerio pastoral de Supremo Pontífice, sustituye el antiguo rito de coronación de Benedicto XI en 1303.
Los cardenales que acompañan al Papa irán en dos filas detrás de este, encabezados por el Camarlengo y Simón que llevara en sus manos la triple tiara. Se trasladaran   al son de la Letanía de los Santos. Allí el Cardenal Camarlengo, antes de comenzar la misa y delante de todos los presentes, pondrá en la mano derecha de Gines I el Anillo del Pescador, símbolo del Papado, como “pescador” de almas en referencia al antiguo oficio de San Pedro.
Después el Cardenal Protodiácono colocará sobre los hombros del nuevo pontífice el palio bendecido. Al imponerle el palio o pallium, dirá las siguientes palabras en latín “Bendito sea Dios que te ha escogido para ser pastor de la Iglesia Universal y que te ha vestido con la estola brillante de tu apostolado. Que reines gloriosamente a través de muchos años de luz terrenal hasta que, llamado por tu Señor, seas revestido con la estola de la inmortalidad en el Reino de los Cielos. Amén”.
Tras la misa, todos volverán al interior del Salón de Salomón, donde el Papa recibirá el saludo personal de las delegaciones asistentes. Una vez que finalice este acto, habrá comenzado oficialmente el pontificado de Su Santidad Gines I.
El protocolo es el correcto, y así se lo hago saber a mis ayudantes, les tranquilizo y les pido que me dejen solo para que Simón me ayude a vestirme. Son momentos de meditación y oración, momentos íntimos donde el recuerdo a lo vivido es muy importante. Tengo una sorpresa reservada a los asistentes, vestiré como los perfectos de la orden mendicante de los Buenos Hombres. De color negro con una cruz occitania pequeña en el pecho y un cordón blanco sujetando la cintura. Es una sorpresa reservada a todos y que seguro causara críticas. Es un reconocimiento a todas aquellas personas que dieron la vida por esta unificación y sobretodo a dos de ellos Esclarmonde de Foix y Sebastián Iché.
Cuando los ayudantes tocan tres veces a la puerta para que salga hacia el Salón de Salomón, Simón abre la puerta y recorro los primeros metros ante el asombro general. Un murmullo de incredulidad sale de alguno de los presentes, pero es calmado por los aplausos de gran número de los cardenales.  Es el comienzo de una nueva Iglesia y así lo entienden.
Así lo entendemos todos y así lucharemos por ello. Ya dije que este era el primer paso y una vez sentí el Anillo de Pescador sobre mi dedo anular de la mano derecha, aun lo comprendí más.
El abrazo de respeto con los representantes musulmanes y judios puso final a la ceremonia oficial, a partir de ahí el trabajo diario, la diplomacia, la constancia, el sacrificio, nos llevará por buen camino lo que otros comenzaron hace dos siglos.
Gracias Pierre por ser un visionario y por darnos la oportunidad de empezar de nuevo.

  

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