CAPITULO VII. El Pais de los Cátaros

Los dias fueron pasando, y el viaje de Pierre y Domingo era cada vez mas productivo. A veces separados y otras veces juntos, el numero de comunidades visitadas era cada vez mayor. Ya llevaban varias semanas cuando separaron sus caminos. Domingo tenia que regresar a Fanjeaux para departir con Richard antes de ir hacía Narbonne a la boda y Pierre tenía que pasar por Carcasone a recoger los trajes que vestiría. Quedaron en verse un par de días antes del enlace. 

El 20 de Noviembre llegaron a la ciudad de Narbonne. Habían quedado en la Iglesia de la Magdalena, la cual tenia una vivienda adosada ,cesión de un benefactor , donde pasaban la noche peregrinos que iban a realizar el Camino de Santiago. El encuentro entre Domingo y Pierre fue afectuoso como siempre, comenzando  una tertulia  donde se fueron quitando la palabra continuamente. El hermano encargado de la vivienda les había reservado dos habitaciones para varios días, saltandose el protocolo , debido a la importancia de los personajes y la misión que estaban llevando a cabo. Esperaban en los próximos poder encontrarse con Sebastian y contarle los planes que estaban llevando a cabo. Mas tarde informar al Obispo de todo lo que habían avanzado desde que se vieron la ultima vez en el Castillo de Carcasone. 

Muchas veces pensaban si tendrían tiempo suficiente para realizar tantas cosas como tenían pensado en los próximos días. Lo primero que hicieron fue cenar, estaban exhaustos de tanto viaje y necesitaban descansar. Una vez recuperado fuerzas con una buena cena en el salón de la vivienda con peregrinos y hermanos dominicos, Domingo charlo un rato con sus compañeros y rezaron todos juntos. Los dominicos agradecieron ese gesto, y se marcharon a sus aposentos reconfortados con la labor que estaban llevando a cabo en la comunidad de Narbonne y proximidades. Louis , el hermano encargado, se acerco a Domingo y le informo que la persona por la que había preguntado se encontraba en una hacienda a pocas leguas por el camino de Beziers. Pierre supo que se refería a Sebastian,y su corazón empezó a funcionar mas deprisa de lo normal. Durante estos dos últimos meses había intentado olvidar a Elisée. No quería saber que era lo que verdaderamente sentía por ella, y aunque si que es verdad que en esos largos trayectos y caminos que había recorrido, siempre en algún momento pensaba en ella. Intentaba olvidarla concentrándose en la misión que tenía que llevar a cabo. Pero ahora no había vuelta a tras. Mañana se encontrarían de nuevo cara a cara, y ese sentimiento le hacía tener un dolor agudo en el pecho que le angustiaba. Se despidió de Domingo y se retiró a su aposento para descansar. 

Al día siguiente después de tomar un pequeño desayuno salieron camino de Beziers, como a una hora y media de viaje se encontraba la hacienda donde esperaban encontrar a Sebastian. Cuando llegaron el ritmo era frenético entre las personas que se encontraban entre la casa y los establos. Parecía que alguien importante había llegado, y no era precisamente ellos. Nadie presto atención a su presencia. Pierre diviso a Sebastian entre algunas de las personas que entraron en el establo. Cuando hubieron desmontado de sus caballos y atados estos a unos postes que había cerca de la vivienda principal, se encaminaron hacia los establos. 

De repente se encontraron de frente con Sebastian, este se sorprendió, pero dentro de su tranquilidad habitual se acerco a Pierre y le saludo, dando un fuerte abrazo. Le presento a Domingo, dandole un apretón de manos. Cuando Pierre iba a preguntar apareció ella. Salia con otras jóvenes del establo, alegres y joviales, sin saber a quien escoltaban. Pierre se aparto de Sebastian y Domingo, cuando de repente Elisée se dio cuenta de su presencia. El corazón de Pierre comenzó a latir rápido, sin saber cual sería la respuesta de Eliseé. 

En ese momento ella se separo de sus jóvenes amigas y comenzó una breve carrera hasta donde se encontraba Pierre. Se encontraron en un fuerte abrazo que no paso desapercibido para nadie. El la beso en la mejilla y la rojez apareció en los mofletes de Elisée, pero ella se sintio agradecida por dicho gesto. Las demás sonrieron y cuchichearon durante un instante, hasta que de repente entre las jóvenes salio una mujer. Todos callaron hasta que ella preguntó por el afortunado joven. 
Era Esclaramonde. 

Sebastian hizo de anfitrión y presentó a los nuevos. Hubo saludos y abrazos entre todos, y risas,  debido al aumento de las personas a comer y al enfado del responsable de la cocina. Parecía que el tiempo se había detenido, y cuando todos comenzaron a entrar en la hacienda, Pierre se acerco a Elisée y charlo con ella. Fueron pasando por su alrededor pero parecía que todo se había detenido. Preguntaron por los meses pasados, lo que cada uno había hecho durante ese periodo de tiempo, sus sentimientos, sus miedos, pasaba el tiempo y comenzaron a caminar en redondo. No sabían como comportarse, pero se dejaron llevar. Parecía que no había transcurrido el tiempo pero de repente los llamaron desde el interior de la casa. Pierre instintivamente la tomo de la mano y corrieron hacia la puerta adentrándose en el salón principal. 

En el se encontraba Domingo en una interesante conversación con Esclaramonde y Sebastian. Rodeados por algunos de los miembros de la familia, tomaban una cerveza antes de ser servida la comida. El tema era la boda del Conde de Foix, y la relativa tranquilidad que con ello traería a Raimond Roger. Clarise se había destacado como una joven diplomática, que sabía como manejarse con el status de su marido. El Condado era fértil, y con la paz lograda en los últimos meses podría prosperar sin problemas. Ademas las raíces familiares con el Conde de Tolouse hacía un buen aliado en los intereses políticos de la zona. Un nuevo Languedoc que estaba prosperando a pasos agigantados. 

Cuando Pierre se sentó en la mesa y le hubieron servido una jarra de cerveza se unió a los tertulianos. La verdad que quería estar toda la tarde sentado con Elisée, por lo que  fue al grano. Agradeció a la divina providencia que Esclaramonde estuviera hoy en la hacienda de Sebastian para poder charlar con los dos de un tema de importancia capital. Como los dos sabían, después del Tratado de Tolouse , el Papa Inocencio III había pedido un informe sobre el catarismo, para poder declarar el fin de la herejía en el Languedoc. Las personas encargadas de dicho informe estaban presentes hoy en esa mesa y el trabajo que tenían que realizar estaba tomando cuerpo. En una primera reunión con la nobleza y clero del Languedoc habían marcado unas lineas de actuación para los próximos meses, que si se llevaran a cabo podría marcar el trabajo de los próximos años. 

Pero necesitaban algo más. El catarismo había triunfado en la Cruzada, mejor dicho, los ejércitos que defendían la causa catara habían salido victoriosos. Pero la guerra había acabado, y los cátaros debían volver a la normalidad. La Iglesia , aunque había perdido, seguía preocupada y había apartado el tema  centrando su misión en Tierra Santa. Pero también no es menos verdad que nunca olvida, y que las guerras se suceden, y donde hoy se ha perdido mañana se puede ganar. Por eso era importante situar al catarismo al amparo de la legalidad, o lo que el poder entiende por legalidad. 

Domingo había creado la Orden de los Dominicos, en una idea muy clara de lo que la Iglesia quería en estos nuevos tiempos, y se había basado en parte en la doctrina cátara. Su servicio a la comunidad, la caridad, la enseñanza de las palabras de Cristo, la cercanía a los feligreses, hasta el celibato. Estaba combatiendo el catarismo desde sus mismas virtudes, aprovechando la debilidad que este tenía, debido a la matanza de miembros que había tenido lugar durante estos años de Cruzadas. Pierre sabía , gracias a Sebastian, de la necesidad de perfectos entre los cátaros para la aplicación del Consolamentum. Y ahora mismo el número de ellos era mínimo. Se necesitaría un tiempo considerable para establecer una comunidad perfectamente estable. 

Pierre explicaba tranquilamente a los asistentes el desarrollo de su plan. Esclaramonde prestaba una atención inusitada, abriendo los ojos cuando las palabras de Pierre acertaban en su forma de pensar. Pierre termino la locución indicando que Domingo y el había aprovechado la boda del Conde de Foix para hablar con Sebastian y con ella, y proponerles una reunión con los perfectos que habían sobrevivido. Les informaron que los Condes de Toulouse y Foix estaban de acuerdo, así como el Obispo de Narbonne. Tenían como enemigo a Fulko de Tolouse, encarnizado enemigo del catarismo. Paul Ollande se había ofrecido a interceder por los cátaros ante Inocencio III, desviando la atención a Tierra Santa y minimizando las palabras de Fulko. 

La idea de la reunión es introducir a los cátaros en los brazos de la Iglesia como Orden Medicante a la altura de los Dominicos. En ese momento un murmullo se oyó en la sala. La expresión en la cara de Sebastian no cambio, pero Esclaramonde abrió la boca  con intención de hablar, aunque se detuvo y siguió escuchando. Elisée estaba apartada del centro de la conversación, pero Pierre llego a verla como se llevaba las manos a la boca del entusiasmo. Pierre continuo exponiendo las lineas a seguir, y la dificultad que podría tenerse, no solo por parte de la Iglesia sino de los propios perfectos. Por eso la premura de la reunión. Cuantos menos invitados mas fácil organizar las cosas. 

La fecha 19 de marzo de 1215. Agradeció la atención prestada y se sentó en su silla bebiendo un largo trago de su cerveza. Sebastian tomo la palabra y agradeció los esfuerzos que Domingo y Pierre estaban tomando por la comunidad cátara, y que por su parte informaría al resto de perfectos de la fecha de la reunión y del tema a tratar. Es verdad que el tiempo y momento les favorecía, y había que aprovecharlo. 

Esclaramonde se levanto de su silla, la verdad que su elegancia era distinta al resto de las mujeres que Pierre había conocido durante esos años. No solo era su belleza, sino su forma de moverse, de hablar, de estar, era un compendio de grandes virtudes. Indico que era lo mejor que podía pasarle al Languedoc y si el catarismo no había sido enemigo de nadie, ahora era el momento de demostrarlo. Los cátaros solo querían el bien para las personas que les rodeaban y si esto lo favorecía y no implicaba contradecir sus principio, ella personalmente ayudaría en todo lo que estuviera en su mano, y no solo en su mano. Su hermano y su nueva cuñada apoyarían una decisión como esta, y su primo Raimond seguro que también. Indico lo contenta que estaba con un día como hoy, y lo feliz que iba a estar con la boda de su hermano, así que estos días en Narbonne estaban siendo excelentes.

En ese momento interrumpio el cocinero, todos se echaron a reir y se pusieron a colocar la mesa para poder comer. Esclarmonde quiso que Pierre se sentera a su lado y Elisée al otro. Domingo se sentó al lado de Sebastian y del cocinero, y así transcurrió la comida. Después una larga sobremesa donde se tomo unas gotas de alcohol. Pierre y Elisée se apartaron del grupo, se iban a marchar a dar una vuelta cuando les sorprendió Esclaramonde. Los tres pasearon por los alrededores de la hacienda durante largo rato. Hablaron de muchísimas cosas, temas de actualidad en el Languedoc, y en la corte del Rey Felipe II Augusto, de la conversación que habían tenido por la mañana, pero también de temas menores. Les pregunto por sus sentimientos, por la dificultad de Pierre si continuaba su cariño hacía una cátara. De Elisée por dejar el camino de ser perfecta, de que pasaría si al final se casaban o de si no llegaban a casarse. Pero sobretodo que pensaran con el corazón. 

Llegaron cuando ya anochecía. Sebastian había decidido que todos pasaran la noche en la hacienda y al dia siguiente marcharan para Narbonne. Así se hizo y después de una agradable cena y una mejor velada a la luz de la chimenea, todos marcharon a sus respectivas camas. Domingo había tenido poco tiempo para charlar con Pierre durante todo el día, pero pensó que mejor en el camino de vuelta a Narbonne para intercambiar todo lo sucedido durante estas horas. Ademas solo quedaba un día para la boda y tenían que acercarse a ver al Obispo para informarle de todos los avances. Ese sería un momento importante para comprobar en que situación se encontraba Inocencio III. Por eso tendrían que marchar lo mas temprano posible. Al día siguiente con el alba salieron en dirección a Narbonne y al palacio de obispo.

Durante el camino fueron intercambiando ideas sobre lo que había sucedido. Lo que cada uno había hablado con Sebastian y Esclaramonde, y que pensaba cada uno de cómo podría salir la reunión de perfectos. Los dos eran optimistas en cuanto a lo que podía pasar y sin querer se encontraron en Narbonne. Se dirigieron al Palacio y preguntaron por el Obispo. El secretario le pidió sus salvoconductos y tras unos breves momentos fueron recibidos por Paul.

Ya habían desayunado, pero pidió unos panecillos y zumos para conversar un rato. Domingo le informo de todos los avances que habían tenido desde su ultima reunión en Carcasone. Todo el trabajo de campo que habían desarrollado en estos casi dos meses. Informaron de la reunión con Esclaramonde y Sebastian, y la predisposición que habían tenido al encuentro. Por su parte Paul les informó de el intercambio de correspondencia que había tenido con el Papa. Este estaba ahora mismo volcado en la Cruzada contra el Islam. Intentaba convencer a Felipe II Augusto de que se embarcara en una nueva cruzada con el  nuevo Emperador Germánico. 

Es sabido que tras la derrota de Bouvines, el emperador Otton había quedado bastante en entredicho, e Inocencio III estaba intentando que le sucediera Federico. Un monarca mas del gusto de la iglesia. Pero la ayuda de este vendría si Federico apoyaba públicamente a la Cruzada y su intención de encabezarla. Felipe también estaba inmerso en su batalla por los dominios del Noroeste. Los ingleses habían dado solo un paso atrás, pero después de unos meses la cosa estaba casi igual.  El Condado de Poitiers pertenecía definitivamente  a la Corona Francesa, pero Normandia solo prestaba vasallaje por medio de Juan I. Este mientras no desembarcará en tierra, no tenía por que deber ninguna obediencia. Aquitania y la Gascuña seguían en su histórica independencia, y solo pagaban ahora un tributo mayor. Así que Inocencio III había amenazado con la excomunión a ambos. 

Felipe quería tranquilizarle ofreciendo un Palacio Papal en Avignon, de reciente construcción, para que aprovechara y realizará reformas en el Vaticano. De esta forma en lugar de desviar el asunto hacía Tierra Santa, todo podía quedarse en un periodo de embellecimiento de la Iglesia. 

Paul pensaba que este enfrentamiento tenían ocupados a todos como para olvidarse de los cátaros. El único que parecía no haberlo olvidado era Fulko, que seguía incendiando al Papa con documentos sobre la Herejía. Personalmente había visitado Roma para disuadir a Inocencio III de que el informe que se estaba redactando por parte de Domingo de Guzmán y Pierre de Puy no era de ninguna de las maneras efectivo. La habilidad y diplomacia del obispo, gracias a sus allegados en Roma , habían tranquilizado al Papa. Estaba enterado del plan de Domingo y su orden Mendicante, así como la idea de incorporar a lo cátaros dentro de la Iglesia. Sabía la fecha de la reunión en el Castillo de Carcasone y por lo tanto había dado evasivas a Fulko.

En otro orden de cosas, estaba atareadisimo con los preparativos de la boda. Algunos Cardenales de Roma querían asistir a la boda de Raimond Roger y su prometida Clarise. Estaban de visita en Avignon viendo los últimos retoques del Palacio que Felipe había prometido y de paso querían observar el día a día en el Languedoc y que mejor forma que en la boda de uno de los Caudillos que encabezó la Cruzada contra la Iglesia. Esperaba que todo saliera bien y la tranquilidad fuera la nota principal de dicho enlace. Intercambiaron unas cuantas palabras más y se despidieron hasta el día siguiente. Ellos eran dos de los invitados de excepción y su apoyo era importantisimo. En aquel momento el Obispo dejo entreveer lo importante que podía ser estos días para llegar al cardenalicio. Tras varios saludos y siendo acompañados por el secretario abandonaron el edificio camino de un merecido descanso.

Se encaminaron hacia la vivienda colindante a la Iglesia de la Magdalena. Aprovecharon para pasear por la rosaleda cercana a la catedral y que bordeaba el río, sumidos en sus conversaciones relativas al informe que tenían entre manos. Llegaron a la conclusión que su mayor enemigo en ese momento era Fulko de Tolouse, y tendrían que centrar en el los esfuerzos de apaciguamiento. El resto de los involucrados tenían intereses particulares en que todo saliera bien, por lo tanto todos cederían algo por el bien común. Pero Fulko era un exaltado, un extremista de la Iglesia y tendrían que tener cuidado con los movimientos que realizaban. Domingo pensó que cuando se hubiera celebrado la reunión con los perfectos y el camino hubiera tomado cuerpo para introducir a los cátaros, sería el momento de dialogar con él. Para entonces creía que los dominicos tendrían fuerza moral en el Languedoc con las obras que estaban realizado, y que la reforma que se estaba llevando calmaría el animo de Fulko.

Inmersos estaban en sus debates cuando llegaron a un recodo donde olía que alimentaba. De una pequeña posada salía un olor estupendo y era hora de comer. Pierre invito a Domingo a un reconstituyente almuerzo antes de llegar a la vivienda. No pararon de charlar durante toda la comida, pero ahora centrado en Elisée. 

Domingo pregunto por sentimientos, y Pierre volcó todo lo que tenía con el dominico. Habló de la conversación que tuvieron con Esclaramonde, los pros y los contras del enlace, de su misión para la iglesia y de ella para el catarismo, y aun así la quería y cada vez más. En estos meses había intentado ponerse una venda en sus ojos, mejor dicho en sus sentimientos, pero ahora que estaba cerca de ella sabía que la quería, mejor dicho la amaba. Domingo esbozo una sonrisa, veía a su compañero y amigo de fatigas enamorado y eso le alegraba. 

Habían terminado de comer, cuando después de tomar un buen licor digestivo de la zona y pagar se encaminaron a la vivienda. Decidieron descansar un rato, siendo aprovechado por Domingo para informarse de los avances de la orden en este departamento. Se entrevisto con el responsable, de nombre Manuel. Era un joven monje muy dinámico y con ganas de trabajar. Estuvieron intercambiaron ideas y pareceres durante un buen rato, comentando las dificultades que habían tenido con el antiguo párroco, y que gracias al obispado había sido desplazado a otra iglesia del interior. Domingo indico que la orden tenía que seguir creciendo hacia Beziers, Montpellier, Marsella y camino de Nimes. Para ello tenía que tener algunos encuentros con religiosos de la zona e intentar llevar la enseñanza  de los dominicos. No todos tenían que formar parte de la orden, pero si que sería bueno que los clérigos tuvieran todos una misma misión para la comunidad a la que servían. Era importante trasmitir unos mismos valores, pues eso les haría mas fuertes y unidos para poder desarrollar su labor. Quedaron en hablar en los próximos días y llevar a cabo una linea de actuación, ya que Manuel era el que mejor conocía la zona, y las dificultades con las que se iban a encontrar. Por otra parte el Obispo Paul estaba deseoso de tener una iglesia ejemplar para poder presumir delante de sus compañeros, lo que haría que su ayuda sirviera como punto de partida. Se retiro a orar un rato en la capilla y mas tarde a su habitación.

Solo se vieron para cenar y al día siguiente para desayunar. El cansancio del viaje estaba pasando factura y tenían que recuperar fuerzas para el enlace. Todo estaba dispuesto para que Raimond Roger y Clarise se casaran a las 12 de la mañana en la Catedral de Narbonne. Ese día había llegado y no podía fallar nada. Antes de arreglarse, Pierre había dado un breve paseo por la ciudad y estaba engalanada para la ocasión. Toda la nobleza del Languedoc estaría presente, además de la comunidad cátara representada por Esclarmonde de Foix, Sebastian  y Eliseé. La presencia de los dos Cardenales venidos de Roma, y que en el último momento ayudarían al Obispo de Narbonne a oficializar el enlace, aumentaba la importancia de dicho compromiso. Era el primer acto público después de la Cruzada. 

Pierre regreso a la vivienda y se coloco el traje de gala que le habían confeccionado en Carcasone. Aseado y con la barba rasurada parecía mas joven de lo que se podía pensar en condiciones normales. Estaba a punto de cumplir los 30 años, y llevaba mucha responsabilidad sobre sus espaldas. En ese momento apareció un mensajero del Conde de Tolouse, entregándole una carta. En ella decía que se le invitaba a Palacio para que acompañara a los prometidos como testigo de la nobleza. Se el requería como Conde de Puy y por ello se le instaba a llevar puesto sus mejores galas. El enlace del Conde de Foix tenía que estar validado por un testigo de la nobleza, que redactaba un documento que certificaba dicho enlace. Dicho documento tendría una copia adjunta al elaborado por la Iglesia. La emoción de Pierre era evidente, era un honor representar a la nobleza en dicho enlace, y más cuando representaba a todo el Languedoc. Tomo su traje y se encamino al Palacio del Conde.

Cuando llegó todo estaba preparado. El mismo mensajero que le entregó la carta le acompañó hasta estar en presencia del Conde de Tolouse. Tras un breve intercambio de palabras y abrazos Pierre pidió permiso para poder redactar el documento de matrimonio que luego se firmaría  en la boda y que acompañaría al que redactaría el Obispo. Era el documento civil de la boda. Una vez acabado se escuso unos minutos para ponerse el traje de gala que le llevaría al enlace. Cuando apareció estaba Isabel acompañando al Conde. Estaba radiante, y así se lo hizo saber Pierre. 

El Conde también expresó la elegancia de Pierre con su nuevo traje. Nunca le habían visto con traje de gala y esto sorprendió al matrimonio. Llevaba bordado el escudo del Condado de Puy en la solapa, lo cual se estaba convirtiendo en moda dentro de la nueva aristocracia, al igual que un pequeño sombrero que adornaba la larga cabellera de Pierre. Todo esto junto con las botas de cuero, llamadas de juglar, que cubrían parte de sus pantalones ajustados negros. Acompañaba al traje un cinturón plateado, del cual descansaba una bonita espada reluciente. Como toque final una capa fina de seda sobre los hombros daba un señorío a su esplendida figura. La Condesa Isabel se acerco y le coloco un broche en uno de los hombros que sujetaba la capa, dándole las gracias por lo que Pierre estaba haciendo no solo por el bien del Languedoc sino por el bien de su marido. El Conde se acercó a su mujer y le dio un beso en los labios que demostraba el cariño que ambos se procesaban.

Eran los invitados principales y tenían que llegar los primeros a la Catedral para recibir al resto. Se encaminaron por la calle principal hasta la explanada que llevaba a las escaleras del recinto sagrado. Se saludaron con el Obispo que conversaba con los dos Cardenales. Lucían las mejores galas para los esponsales. Estaban distendidos, aunque a Paul se le notaba un poco tenso. La responsabilidad era grande y cada momento que pasaba aumentaría dicho nerviosismo. Seguro que durante la omilía se tranquilizaría, pero en estos momentos por su cabeza pasaban un torrente de ideas y anécdotas de todos estos años. 

No habían comenzado a charlar cuando apareció el Conde de Foix. Isabel se coloco en una silla para esperar al resto de la comitiva. Pasado unos minutos empezaron a aparecer invitados. Con el Conde de Foix habían llegado varios pajes encargados de ir colocando a la gente en sus respectivos lugares. El número de invitados eran elevado, se estimaba que unos 350 mas o menos. El Obispo y los Cardenales aprovecharon para retirarse y prepararse. 

Los dos condes dialogaban y reían de sus correrías estos ultimos años, mientras Pierre paseaba de un lado a otro cabizbajo. Cuando una de las veces paso al lado de Isabel esta le pregunto que le traía tan triste, seguro que una mujer. Pierre intento disimular su estado, la responsabilidad del momento, su misión junto a Domingo, excusas que Isabel no se creyó. “¿Como se llama?” le dijo, “Elisée” respondió. Y una sonrisa de complicidad salio de ambos, estallando en una carcajada. 

En ese momento llegaba Domingo, saludando a todos, y sin darse cuenta apareció ella. Acompañaba a Esclaramonde y a Sebastian. Todos se saludaron, sobre todo los dos hermanos. La sencillez de sus ropajes no quitaba para nada la belleza de Esclaramonde, cuando fue a tomar asiento el murmullo recorrió todo el pasillo central de la Catedral. Elisée se quedo unos breves minutos charlando con Pierre, aprovechando que Sebastian dialogaba con Domingo. Casi no tenían palabras para decirse lo elegantes que estaban. El brillo en sus ojos era perceptible por todos, sin querer se tomaron de la mano y la acompaño hasta el lugar que la correspondía, al lado de Esclaramonde. Les acompañaban Domingo y Sebastian que no paraban de charlar. Era una buena señal, habían hecho buenas migas un cátaro y un cristiano, y encima dos personas con cierta autoridad en sus comunidades, era un buen principio.

Los pajes informaron al Conde de Foix de que todos los invitados estaban en sus respectivos lugares, la prometida ya venía hacia la catedral y en breves momentos llegaría, así que tenían que ir tomando sitio. El Conde de Tolose y su esposa se situaron a la izquierda de los novios mirando hacia el púlpito.  Pierre a la derecha, como representante de la nobleza, y en ese momento aparecieron los tres representantes del la Iglesia que se situaron en el centro para esperar a la prometida. A su lado el Conde de Foix. 

Ya todo estaba preparado para la boda, cuando de repente empezó a sonar el órgano de la Catedral. Entonces apareció Clarise, bellísima, del brazo de su padre. Todos los invitados se pusieron en pie,r ecorrio el pasillo central entre aplausos, hasta llegar a la altura de Raimond Roger. Este la tomo de su mano y comenzó la misa. 

El tiempo transcurrió rápido, se fueron sucediendo momentos de alegría y tristeza. Pierre intercambio miradas de complicidad con Elisée, que fueron correspondidos por ella, y sin darse cuenta la ceremonia acabo. Pierre se retiró a firmar los documentos civiles, mientras los invitados daban sus saludos y felicitaciones al nuevo matrimonio.  La alegría era la nota predominante y eso se notaba en la explanada de la Catedral, estaba casi llena por las numerosas personas que habían ido apareciendo para felicitar a los Condes por su enlace. Todo estaba saliendo fenomenal y eso siempre era de agradecer.

El banquete se celebraba en el Palacio del Conde de Tolouse, buena comida para todos. La novedad era la música, que se estaba poniendo de moda para amenizar los banquetes  y que la gente estuviera mucho mas relajada. Las horas fueron pasando y parecía que no paraba de llegar comida. Pero después de la tarta nupcial y un brindis con vino afrutado se dio por concluida. Y entonces empezó el baile. 

Con ello llegó toda la alegría y diversión retenida. El tiempo parecía que no pasaba, pero Pierre estaba deseando hablar con Elisée. Habían sido pocos los momentos en que habían podido charlar,y eso que gracias a las gestiones de Isabel, habían recolocado a Pierre cerca de ella. En uno de los instantes que ella fue a tomar un poco de aire a una de las ventanas de Palacio, Pierre se acerco por detrás y la invito a salir a la terraza. La verdad que el día había sido magnifico para la época del año en que se encontraban, pero ya era tarde y se notaba el fresquito. Pierre tomo su capa y se la paso por los hombros a Elisée. Había invitados que también habían aprovechado la terraza para descansar del bullicio del salón de baile. Pasearon y dialogaron durante un rato. Rieron recordando anécdotas del día y así fueron pasando los minutos. En un momento dado Pierre se puso serio y Elisée se asustó, preguntándole que que le pasaba. Pierre respondió : “ ¿Elisée Iche quieres ser mi esposa? “

La cara de Elisée se quedo blanca, y de repente abrazo fuerte a Pierre susurrandole al oido “ Claro que si, creia que no me lo ibas a pedir ”. Los dos rieron y se abrazaron, y Pierre la beso en la mejilla. Tendrían que contarselo a su hermano y pensar en como reconduciria ahora ella su nueva vida. Estaban felices y no les importaba nada. Pierre penso en como se alegraría su madre cuando se enterara de la noticia. 

¿Y para cuando la boda? Pierre penso en el trabajo que ambos tenian que realizar en los proximos meses y salio una fecha, para finales del año proximo o principio del siguiente. Despues de la boda de los Condes de Foix, Domingo y Pierre tenian que recorrer el territorio cataro. Visitar Lastour, Lavar, Minerve, Pluivers, Queiribus, Foix, Limoux, Monsegur, entre otras poblaciones. Tendrán como sitio de partida Carcasonne y Fanjeaux. La idea es recorrerlo en un par de años y terminar el informe para Inocencio III. El Obispo de Narbonne podriá ir informandole, pero contaban con el incoveniente de Fulko. Pensando que todo fuera bien podían aprovechar a mitad de dicho periodo. A Elisée le parcio bien

Sería bueno que Eliseé siguiera unos meses a Sebastian y le acompañara en los asuntos que ya tuvieran planeados, para después estar con Esclarmonde en la abadía de Lagrasse unas semanas, coincidiendo unas fechas antes de la Reunión de Carcasone. Entonces sería el momento de poner fecha definitiva para la boda  y podría quedarse en el Castillo de Carcasone, bajo la atenta mirada de Leonor de Tolouse, hermana del Raimond IV, que la instruirá en los deberes de la nobleza. 

Aunque la verdadera razón era el estar cerca el uno del otro, con tanto viaje que tendrían que realizar en esos momentos sería difícil verse sino estuviera allí. Elisée indico a Pierre que lo tenía todo pensado y que le parecía bien, pero que estaba deseando contárselo a su hermano. Corrieron hacia el salón buscando a Sebastian, que en ese momento departía con Esclaramonde. Solo llegar le salio de dentro, sin esperar a que la prestarán atención. Se sorprendieron, pero se alegraron  y felicitaron. Todos lo intuían desde que se volvieron a encontrar en la hacienda hacia unos días, y era un hecho mas que consumado. La noticia corrió como la pólvora por el salón de Palacio y las felicitaciones fueron numerosas. Isabel fue de las primeras en acercarse y felicitarlos, al igual que Clarise y Raimond. El Conde de Tolouse estaba en discursion con otros nobles y tardo más en enterarse, pero en cuanto lo supo le dio un abrazo casi de hermano.

A partir de ahí, Elisée y Pierre explicaron un poco la idea que tenían para los próximos meses. Tomaron unas sillas y se sentaron a oír la información que les iban dando. En ese momento se incorporó Domingo a la tertulia, dando un buen abrazo a Pierre y un beso a Elisée. Se disculpo de su tardanza, pero Paul le había entretenido con unos asuntos oficiales que no podían esperar, y se habían escapado al obispado. Pierre dejo el protagonismo a Elisée y esta fue explicando la idea que tenían.

Todos fueron escuchando atentamente y participando de la conversación. Cada uno incluía alguna idea que pudiera beneficiar a los dos. El tiempo fue pasando y la alegría no disminuía en el grupo, hasta la seriedad de Sebastian se había tornado en un rostro alegre viendo la felicidad de su hermana. Esclaramonde es la que mas ideas aportaba. Domingo la dijo, que en breve periodo de tiempo su orden iba a ayudar a la reconstrucción de la Abadía de Lagrasse, en la cual ella realizaba su labor, y que por lo que sabía estaba en un estado de peligro importante. La alegría se apodero de Esclaramonde, ademas podría servir de punto de partida de convivencia entre cátaros y dominicos.

Entre la música y las conversaciones cruzadas que se producían, hubo un momento que no se entendía nada. Entonces Sebastian propuso comer al día siguiente. Esclaramonde indico que ella tenía que partir temprano, tenía asuntos importantes en Minerve, antes de regresar a Lagrasse, Domingo tenia que llegar a Mirepoix para la inauguración del hospital y ya llevaba muchos días fuera de Fanjeaux. Pierre se levanto y charlo con Raimond e Isabel durante un rato, cuando se reincorporo a la conversación propuso continuarla en un pequeño salón de Palacio que los Condes de Tolouse muy amablemente les dejaba. Ademas les traerían algún plato de comida y bebida para que les sirviera de cena. Esto evitaría tener que reunirse al día siguiente, con lo ocupados que estaban todos. 

Fue la mejor idea, durante cerca de dos horas estuvieron charlando sobre los pormenores del tiempo que tendrían que pasar hasta la reunión de Carcasone. La verdad que el plan original fue modificado en algunos momentos, pero viendo que el tiempo marcaría el camino quedaron en ir poco a poco. Sebastian indico que tenia planeado acercarse poco a poco a Carcasone, visitando Minerve y Lagrasse y que esperaba que le acompañara en ese viaje Elisée. Cuando llegaran a la Abadía podía quedarse con Esclaramonde y el continuar el camino. De esa forma Pierre sabría donde se encontraban en todo momento por si quería acercarse a verles en algún momento. Le confecciono un plano con las tres o cuatro haciendas que iban a visitar. 

También se autoinvito para visitar el monasterio de Fanjeaux y conocer el trabajo de Domingo. De esa forma podía acabar su viaje e ir juntos a la reunión. A Pierre le pareció buena idea, al igual que a Elisée. Esclaramonde estaba ilusionadisima por todo, quería ayudar en todo lo que pudiera y eso agradaba a Sebastian. En ese momento lo comprendió Pierre. Sebastian quería a Esclaramonde, su camino se había dedicado a su Fe, pero en la juventud hubiera dejado todo por ella. Por eso entendía a Elisée. Pero el tiempo no disimulaba lo que el tenía en su corazón. 

Aparecieron los Condes de Toulouse y los de Foix, el número de invitados ya era reducido y querían compartir la alegría con los prometidos. Pierre se levanto y acerco unas sillas, las mujeres rodearon a Elisée y los hombres a Pierre. Parecía que las horas no pasaban. Domingo fue el primero que se retiro, tenia que departir ciertos temas con Manuel antes de marchar hacia Fanjeaux. Sebastian también quería partir hacia la hacienda, pero Elisée quería quedarse. Isabel les invito a dormir en Palacio, así por la mañana podrían partir cada uno a su destino, y podrían charlar un rato más.

Los Conde de Foix se despidieron y se fueron a finalizar el baile. Raimond Roger dio un beso a su hermana al igual que Clarise, Esclaramonde les acompañó en esos últimos instantes de fiesta. Una vez avisado a los mayordomos de que Elisée y Sebastian se quedaban en Palacio abandonaron el saloncito y se fueron a sus aposentos despidiéndose de todos. Sebastian acompaño a Domingo hasta la salida de Palacio.

Por fin se quedaron solos. Se hizo el silencio entre los dos. Después de tanta conversación no sabían que decir. Se miraron, y Pierre la beso en la boca. Un beso pequeño, pero intenso de amor. Fue una declaración en toda regla del cariño que tenia por ella. Luego se abrazaron y permanecieron un rato callados. Aunque mañana se volvían a separar Pierre la prometió que la visitaría todo lo que pudiera durante estos meses. Intentaría concentrar trabajo en la cercanías de donde ella se encontrará y así poder verse cada  tres semanas mas o menos. Al cabo de un rato de no escuchar música en el salón de al lado, Pierre se levantó, acompaño a Elisée hasta las escaleras de las habitaciones y se despidieron. 

Esta vez el beso fue mas largo e intenso, sabían que les quedaban muchos días hasta volver a verse y necesitaban expresar esa falta que se iba a producir. No querían separarse uno del otro, hasta que uno de los sirvientes que estaba apagando las velas del salón los interrumpió. Pierre la dio un ultimo beso en la mejilla y se marcha hacia la vivienda que compartía con Domingo.

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