CAPITULO XX: Tiempo de Reuniones.

El estado de Elisée no era el apropiado para acompañar a Pierre y Domingo en su visita a Paul a Narbonne. Viendo que esta se encuentra más o menos estable, parten lo antes posible.Los asuntos para tratar son pocos. Honorio III esta pendiente de la salida de la cruzada, y ha delegado en Paul la implantación del modelo dominico en todo el Languedoc, y la supervisión de la inclusión de los cátaros como parte de la iglesia. Los dos personajes mas radicales con este tema están fuera del tablero por diversos motivos y es el momento de aprovecharlo. Ademas la reforma que se esta llevando con el clero esta uniendo cada vez mas a la iglesia, y este no es mas que un nuevo paso.

Tardan varios días en llegar a Narbonne, haciendo un pequeño camino para visitar a los parientes de Coursan. Se instalan en la vivienda de huéspedes de Narbonne donde cenan con Manuel, el cual les informa de todos los avances que se están realizando hacia la frontera con el Condado de Barcelona. Las relaciones entre el clero de ambos Reinos son excelentes y la reforma les esta alcanzando también a ellos. Estos años han hecho de Manuel una persona muy formada y madura en todos los temas relacionado con la reforma, pero no solo eso, es el administrador general de la circunscripción de Narbonne, Berziers y Montpellier. El propio obispo le tiene entre sus allegados, siendo llamado varias veces al Palacio del Obispo para debatir ciertos conflictos que se han producido respecto de la comunidad.

Tras un descanso reparador, a primera hora se presentan al Palacio del Obispo. Las obras del edificio han acabado y el nuevo ala esta ya disponible para las labores administrativas que requerirá Pierre. Este nuevo edificio se ha construido pensado en poder ser utilizado en cualquier momento por Pierre, ya que este  no se encontrara todo el tiempo en dicha sede. Su cargo de Instructor Papal le hace viajar bastante, y por lo tanto tendrá periodos en que no se encontrara allí. Por eso se ha dotado de una pequeña biblioteca y archivo, así como despachos administrativos.

El reencuentro con Paul fue muy agradable, hacia más de seis meses desde que se despidieron en Avignon, y parecía que el tiempo no había pasado. La relación entre los tres había crecido durante años y después del viaje a Roma se había fortalecido. Todos tenían claro el camino que estaban siguiendo, querían una iglesia fuerte y unida, moderna con los tiempos que corrían e imagen limpia para la comunidad. Para ello había que sacrificarse y trabajar muy duro, pero a ninguno de los tres les asustaba. Conversaron tomando un pequeño tentempié, charlando tranquilamente de las últimas noticias que tenían de Roma.

El ejercito cruzado se esta movilizando poco a poco y emprendiendo la marcha hacia Brindisi desde todas las partes de los Reinos Cristianos. Quedan menos de tres meses para su partida y algunos tienen que recorrer grandes distancias. De los que hablan poco son sobre las informaciones llegadas de Inglaterra. Tanto Enrique como George están tejiendo una serie de alianzas para que la regencia del joven Enrique III depare una paz duradera durante cierto tiempo. Los Barones se encuentran tranquilos con la dimisión de Willian Marshall y su incorporación a la Cruzada, y eso lo están aprovechando para establecer nuevas relaciones diplomáticas.

Domingo pregunta por Fulko,  Paul le informa que su estado ha empeorado. Las secuelas de la amnesia, añadidas al deterioro físico que se produjo tras el accidente, hace que tenga una salud muy frágil. Las fiebres han aparecido sin saber el motivo y le están cuidando en Lagrasse. Yusuf le tiene informado pues mantiene correspondencia con el medico del hospital. 

Después de una comida reponedora los tres amigos se ponen mano a la obra para planificar los trabajos que tienen en común. Como instructor papal Pierre tiene una responsabilidad grande en la inclusión de los cátaros en la iglesia cristiana. Para ello piensa en crear un tribunal donde las personas puedan llevar posibles casos de herejía y que sean investigados. Pierre, Paul y Domingo serían los jueces de dicho tribunal, y utilizarían la orden mendicante de los dominicos para que se llevaran a trámite cualquier sospecha de herejía en la zona del Languedoc. Una vez conocida, los jueces crearían una comisión para la resolución de dicho caso, siempre externa a la zona donde se había producido el conflicto. Se mediaría en un primer momento con el responsable dominico de la zona, recabando toda la información posible. Se quería además que no se produjeran falsos testimonios, por lo que se redactaría un documento donde se establecería una seríe de sanciones para aquellas personas que culparán falsamente a otras.

Pierre tomo nota de las ideas que iban surgiendo y redacto un breve documento sobre la creación y funcionamiento del Tribunal de la Santa Inquisición. Se realizarían copia por parte del escribano de la secretaria papal para que todos los párrocos tuvieran una copia y en la primera liturgia después de la recepción informara a todos sus feligreses. Quedaron en establecer una toma de contacto con las counidades cátaras de Montsegur y Lavaur, las más reticentes a incluirse dentro de la iglesia cristiana. Pierre se encargaría en visitarlos de camino a Fanjeaux y comentarles los avances producidos en el concilio.

Por otro lado,se establecen reuniones de los tres jueces para ir redactando un informe de la situación de la iglesia, y la reforma que se esta llevando acabo. Para ello se ponen los meses de febrero, junio y octubre como fechas para llevarlas a cabo. En dicha fechas se celebrarían los juicios que no hubieran podido resolverse en las comunidades, y que hicieran falta el veredicto de las máximas autoridades. Tambien se informaría a los señores de cada territorio. Pierre pediría permiso al Conde de Toulouse para celebrar en Carcasonne una reunión con todos ellos, y explicar la importancia de dicho Tribunal en el crecimiento social y económico de cada uno de sus tierras. La cruzada había creado muchos enemigos, y era el momento de pasar página. Pensarón en febrero del 1218, aprovechando la primera reunión del Tribunal.

Domingo les explico su idea de crear la figura de comendador dentro de la orden de los dominicos. Cada vez esta mas mayor, y le cuesta seguir el ritmo de tantos y continuos viajes. La palabra de Dios le tiene activo, pero los achaques son cada vez mas grandes, Por eso había dividido la zona del Languedoc en decanatos, los cuales agrupaban una serie de comunidades con sus respectivas parroquias. La agrupación de decanatos formaba la diócesis u obispado. En estos momentos los obispados eran los de Avignon, Narbonne y Tolouse, este ultimo con obispo vacante tras la amnesia de Fulko y pendiente de ser nombrado por el Papa Honorio III. Domingo tenía pensado establecer de ocho a diez decanatos en cada diócesis, de una forma equitativa a cada decano. Para ello pedía un poco de ayuda  a Paul, el tenia censo de comunidades y parroquias de la zona, y así podrían realizar un reparto más justo. Paul llamo a su secretario y le pidió la información referente a este tema.

El tiempo fue pasando entre documentos y proyectos. Pierre escribia sin parar las ideas que iban surgiendo para mas tarde redactarlo, sin que nada se hubiera olvidado. Era importante tener una idea común de cómo realizar estos temas, ya que entre los tres tendrían que resolver muchos problemas que surgirían. Sirvieron una pequeña cena aprovechando un pequeño descanso, donde siguieron hablando de la situación que les estaba tocando vivir. Esos minutos sirvieron de terapia grupal entre todos, nunca pensaron que sobre sus espaldas recayera temas de tal trascendencia para la historia de la Iglesia y del propio Reino de Francia. Gracias a un vino dulce que les sirvieron aparecieron risas entre ellos, variando un poco el tema de la conversación. 

No tenían muchas noticias de los amigos ingleses. El Conde de Tolouse tenía poca información de su hermana Leonor. Sabía que Enrique y George estaban redactando una Carta Magna para que los barones apoyaran al joven Rey Enrique III. El apoyo en la regencia estaba subiendo, y cada vez era mejor la relación entre la corona y los barones. Se había mantenido reuniones con la corona Escocesa, para firmar una tregua durante el periodo de la Cruzada, a la cual ya había partido William Marshall encabezando un ejercito de casi 12.000 hombres. Su llegada a Brindisi estaba prevista para principio de Enero. El Rey de Francia estaba tranquilo después de la Paz de Évreux. Todos esperaban que la Cruzada concentrara todos los esfuerzos en Tierra Santa. A Paul se le ocurrió una idea, los castigados por herejía mientras durara la Cruzada tendrían que incorporarse al ejercito peregrino para demostrar su buena fe. Tras varias horas de amena conversación los contertulios estaban cansadísimos del día tan intenso que llevaban y subieron a descansar a sus habitaciones. Les esperaba varios días de mucho ajetreo.

Cuando al cabo de cuatro días comenzaron el viaje a Lagrasse estaban contentos de por fin poder respirar un poco de aire fresco. Habían sido días de no salir del Palacio del Obispo, redactando documentos que pudieran ayudar al avance de los cátaros dentro de la iglesia, así como su inclusión en la nueva sociedad del Languedoc. La idea era visitar a Fulko y comprobar su estado de salud, para luego continuar viaje a Fanjeaux y Montsegur. Pierre quería estar para la navidad en Puy, y poder disfrutar de la familia. El estado de Elisée le preocupaba, pero no había llegado ningún mensaje que le hiciera volver rápidamente al castillo, por lo que continuaría con su misión. 

Del trayecto hacia Lagrasse pasaron por diversas poblaciones que habían incrementado el número de habitantes. El paso fue rápido y no pudieron comprobar cual era la situación en que se encontraban los habitantes. A la hora de comer se encontraban llegando a Lagrasse, dejando los caballos en las caballerizas de la abadía. Se presentaron inmediatamente al responsable, el cual mando a un joven novicio de que informara al jefe medico de la llegada de los dos visitantes. Una vez terminado de colocar los caballos y tomar sus pertenencias, el joven novicio que había regresado del hospital corriendo les informo que les esperaban en el comedor para comer. 

Cuando llegaron descubrieron rápidamente la silueta de Esclarmonde. Aunque cubierta con un habito negro distintivo de los cátaros se la identificaba sobre el resto de las personas. Su belleza no se podía ocultar, así como su personalidad sobre el resto de los presentes. La acompañaba un dominico con el cual charlaba amigablemente. Cuando ella los divisó se levanto rápidamente para saludarlos y acompañarles a su mesa. Un joven novicio había traído dos platos con comida para Pierre y Domingo. Esclarmonde los presento, su acompañante era el jefe medico llamado David. Yusuf tenía total confianza en su persona y la compañía de los sabios consejos de Esclarmonde le hacía una persona interesante. La idea de que además fuera dominico ayudaba y tranquilizaba a la comunidad, ya que gran parte de los voluntarios y enfermeros eran los monjes de la abadía.

Mientras comían iban intercambiando información de todo lo relacionado con la situación de los cátaros y de los dominicos. Explicaron a ambos lo que se había dispuesto en el ultimo concilio, y lo que estaban desarrollando ellos para poder llevar a cabo lo descrito en el canon. Creían que con un buen seguimiento, y con gran diplomacia, se podría llevar a cabo el fin de la herejía. Sin perdidas de ninguna clase, ni sometimientos  involuntarios por parte de la comunidad cátara. También explicaron que su visita tenía dos motivos, ver el estado de Fulko y pedir a Esclarmonde que acompañara a Pierre a Montsegur. David les comento que Fulko estaba muy enfermo, un catarro a principio de otoño le había traído una fiebres intensas que habían mermado aun más su delicado estado de salud. Eso había complicado sus vías respiratorias, produciéndole mucha tos, y continuos espasmos. La fiebre continuaba, y los delirios eran cada vez mayor, que unido a la amnesia hacia que no reconociera ya a nadie. Se esperaba lo peor, pero así llevaban un par de semanas. Su vida estaba mas en las manos del señor que en la de ellos mismos. Domingo quería visitarle, y todos se levantaron para acompañarle. Esclarmonde les indico que mientras Fulko siguiera con vida ella estaría a su lado. Se lo había prometido a Cencio y quería cumplirlo. Pierre respeto su decisión, aun indicándola que su presencia en Montsegur sería muy importante para calmar los ánimos de la zona.

Cuando llegaron a la habitación de Fulko se encontraron con un cadáver. Las continuas fiebres, así como la dificultad que tenía para alimentarse, había producido una perdida de peso increíble. Un paño de agua fría estaba sobre la frente, mientras un monje le daba una sopa. Fulko balbuceaba palabras que eran incomprensibles, pero retumbaban en las paredes con sonido escalofriante. Domingo rezó una plegaria por su alma y se retiraron a descansar un rato a las habitaciones que habían dispuesto para ellos. No habían llegado todavía a la habitación cuando uno de los monjes les llamo para que se presentaran en la habitación de Fulko. Cuando llegaron  se encontraron luchando a David con él. Este intentaba incorporarse repartiendo golpes con las pocas fuerzas que tenia. Gritaba el nombre de Guzman, y Domingo le tomo la mano. Como si de una señal se trata Fulko se calmo., y de su boca salieron las siguientes palabras “Yo te maldigo Guzman, a ti y a tus cátaros herejes”. Dicho esto solto la mano y cayo muerto en la cama. Domingo apoyo la mano sobre el pecho de Fulko y cerro sus ojos entreabiertos. David certifico su muerte, y todos rezaron por el descanso de su alma. El silencio se apoderó de la estancia, rota por las palabras de Esclarmonde, no comprendia la maldad de ese hombre, que hasta en su último suspiro era capaz de arremeter contra todos.

David ordeno que arreglaran y limpiaran el cuerpo de Fulko para darle su último adiós. Todavía era el Obispo de Tolouse y como tal tendría que ser enterrado. Se mando un mensajero a Narbonne para que Paul Ollande asistiera al entierro que se celebraría a las cuarenta y ocho horas de su muerte, en el cementerio de la abadía. La tarde  fue triste, el tiempo empeoro de repente y una lluvia comenzó a caer sobre Lagrasse, se unió un viento molesto que hizo que todo el mundo se refugiara en casa. 

Pierre aprovecho para hablar con Esclarmonde, su promesa había acabado y era el momento de ayudarle en la tarea que tenía prevista. El Perfecto de Montsegur, Balister, no estaba muy de acuerdo con las medidas que se estaban tomando para que los cátaros pasaran a formar la orden mendicante de los Buenos Hombres. Veía que se salían de la doctrina que habían seguido sus antepasados, y por lo tanto no quería tomar parte en dicho cambio. Pierre necesitaba a un intermediario valido y respetado en esa zona, y ella lo era. Su palabra era muy escuchada por todos en esa zona. Esclarmonde acepto.

Durante el día siguiente aprovecharon para descansar y reponer fuerzas. Todo estaba preparado para el entierro de Fulko y la llegada de Paul así lo atestiguaba. Solo era cuestión de tiempo, y en ese momento era lo que mas tenían. Paul informo a todos de que un mensaje había sido enviado a Honorio III. La tristeza reinaba entre los presentes, aunque  no era muy querido por todos sus ultimas palabras se incrustaron en la mente de ellos. Sabían que con el se iba de frente, pero todavía había muchos fantasmas en el Languedoc y los enemigos que no se saben que existen son los peores. En ese punto es donde tenían que trabajar Domingo y Pierre. Para ellos no era menospreciar y atacar a los cátaros, sino fortalera la propia Iglesia, con un clero preparado y activo, dispuesto a ayudar a la comunidad y llevando la palabra de dios a todas partes. Así se combatía el catarismo. 

Paul aprovecho el dia para pasear por el hospital y comentarle a Pierre que había propuesto a Domingo de Guzman como Obispo de Tolouse. Pensaba que la edad era un problema para tanto viaje, había pensado la idea de los decanatos y sería una forma buenísima para que el pudiera controlar todo sin necesidad de viajar. Podría poner a gente de su confianza en ciertos decanatos problemáticos, y formar a nuevos monjes para nuevos trabajos. No quería que en alguno de esos traslados sufriera algún percance y todo se fuera por la borda. 

Lo mismo pensó de Pierre, podría quedarse en el Castillo de Puy, y cada cierto tiempo le mandaría correspondencia de los asuntos mas graves de los que se tuviera conocimiento, y reunirse solo en las fechas marcadas. El territorio era extenso y aunque las comunicaciones habían mejorado, los viajes seguían teniendo su riesgo. Nadie les había pedido que todo mejorará de un día para otro, tenían muchos años para que esto cambiara y había que hacerlo bien. Los pasos que se dieran tenían que ser firmes y para ello marcar un camino recto, desviándose lo menos posible de el.

A primera hora de la mañana se celebro el entierro, con una misa solemne celebrada por Domingo. Todo el personal de la abadía que no estaba de guardia en el hospital asistió a la despedida. El cielo dio una tregua y una vez que descansaron sus huesos en el campo santo pareció como un nuevo amanecer. El sol radiante de otoño cubrió cada uno de los rincones de la abadía y del hospital. Todos volvieron a sus quehaceres y la vida volvió a la normalidad. 

Tras un pequeño tentempié entre los tres, decidieron marchar cada uno a su nueva misión. Pierre acompañado de Esclarmonde a Montsegur, Domingo a Fanjeaux para comprobar el estado de la casa madre de los dominicos y dar el relevo en la persona de uno de sus hombres de confianza y Pierre de nuevo a Narbonne. Estaban detallando los posibles decanatos para la próxima reunión , así como el control de la redacción de los documentos y reglamentos del nuevo Tribunal. El trabajo era laborioso para cada uno de ellos, y no tenían mucho tiempo ya que para navidad querían empezar y no quedaba mas que 40 días. 

Pierre les ofreció pasar las pascuas en el Castillo de Puy, la salud de Elisée no era la mejor y quería estar con ella en fechas tan señaladas. Agradecieron la invitación pero cada uno tenía planes para esas fechas. Otro inconveniente era que en el mes de febrero se tendría que realizar la primera reunión del Tribunal, por lo que el trabajo se les iría acumulando.Se despidieron, como tantas veces a lo largo de estos años y cada uno marcho a su aventura.

A Pierre se le paso rápido los días. La presencia de Esclarmonde, así como la proximidad de la navidad y por lo tanto volver a ver a Elisée le motivaba. Durante los viajes entre Lagrasse y Montsegur, así como el de vuelta a Puy se encontraron con pequeños grupos de soldados que iban hacía Brindisi para unirse a los cruzados. Aprovecharon mucho para charlar e intercambiar ideas sobre como llevar a cabo la inclusión de la orden mendicante de los Buenos Hombres en la Iglesia. Como limar asperezas entre comunidades enfrentadas, y ser un poco mas aperturistas ante el futuro. 

Pierre agradeció el apoyo que le mostró en Montsegur, donde defendió la idea de formar una orden mendicante sin olvidarse de los principios del catarismo. Estos eran, el bien al prójimo, la ayuda a los necesitados y transmitir la palabra de dios allí donde se necesitaba. Evidentemente había que acercar posturas sobre la vida que llevaban y el peligro que eso significaba para ciertas personas, pero todo era cuestión de pensar. Con la creación de haciendas donde poder establecer un punto de unión con otros hermanos, donde unificar criterios y sobre todo servir a la comunidad, se conseguiría convertirse en mejores personas y por lo tanto alcanzar el cielo. 

Había dudas sobre como la Iglesia se tomaría todo esto, y como las personas que les rodeaban aceptaban a estos nuevos miembros. El tiempo lo diría. Al cabo de una semana el perfecto confirmo a Pierre que estudiaría su propuesta y como podría adaptarse a la nueva situación que requería pertenecer a una Orden. Esclaramonde agradeció el esfuerzo que estaba realizando ,no solo por su parte, sino por toda la comunidad catara que allí se daba cita. Partieron  hacia Puy, pues no querían retrasar mas el viaje, ni entretenerse en ningún otro sitio. Esperaban llegar en menos de diez días a la ciudad, y eso significaría llegar una semana antes de Navidad. Esclarmonde le acompañaría en dicho viaje, había sido informada que Sebastian junto a unos cuantos cataros marchaban hacía Puy para integrarse dentro de la abadía y colaborar en el trabajo del nuevo hospital.

Llegaron a Puy antes de lo previsto. El tiempo no les jugo ninguna mala pasada, y aunque hacia el frió típico de la época ni nevó ni llovio como para tener que interrumpir la marcha. Esclarmonde estuvo bastante dicharachera durante los días que estuvieron cabalgando y acercaron muchas posturas sobre la orden medicante. Cuando subían las escaleras del castillo a la primera que vieron fue a Blanca, que salía hacia el mercado. Rapidamente se avalanzo sobre Pierre abrazándole con todas sus fuerzas. Beso a Esclaramonde y agarrados a ellos entro de nuevo para llamar a Elisée. 

Esta bajo las escaleras bastante deprisa para el estado en que se la esperaba Pierre, el cual tenía cara de circunstancia ante ese comportamiento. Cuando estuvo a su altura le beso en los labios con fuerza, después de los casi dos meses que llevaban sin verse. Saludo con dos besos en la mejillas a Esclarmonde y entonces fue cuando antes de que Pierre preguntara lo contó. Había perdido el niño. A las pocas semanas de partir hacia Narbonne, empezó a sangrar y aborto. Los médicos la atendieron y la cuidaron en su recuperación. Como fue cuestión de varios días no creyó que fuera necesario informarle e interrumpir un viaje que era tan importante. Pierre se acerco y la abrazo con fuerzas, besándola con todo el amor que podía transmitirla. 

Pregunto por el resto de los habitantes del castillo. Molay estaba en el puerto intentando solucionar unos pequeños problemas que habían surgido. Louis estaba en el palacio de Justicia, había reunión del Consejo para así dejar las fiestas sin trabajos importantes y Sebastian estaba en el Hospital. Pierre quería ir a saludar a los miembros del Consejo y así felicitar las pascuas, pero quería que Elisée le acompañara. Esta acepto de inmediato, pues quería que le contara todo lo sucedido durante el viaje. Blanca acompañaría a Esclarmonde al Hospital y podría saludar a Sebastian.

Cada uno marcho por su camino, quedando para la hora de la comida,la cual se había modificado un poco por su llegada. Parecía que la alegría había llegado con ellos al castillo. Mientras iban caminando hacia el Palacio de Justicia, Pierre fue contando lo que había sucedido durante ese tiempo, Elisée les contó las mejoras que se estaban produciendo en los proyectos que se estaban llevando a cabo desde su partida. Molay estaba muy implicado en ello, y le consumía muchísimo tiempo. Lo bueno que aprovechaba alguno de los viajes a Valence o Saint-Etienne para ir con Blanca, y a ella le encantaba. Lo de viajar sabiendo que quedaba un responsable en la ciudad, la tranquilizaba, y después de tantos años sin descanso la había rejuvenecido. 

Louis estaba organizando la administración de la ciudad de forma excepcional, la gente estaba bastante contenta con las reformas que se estaban llevando a cabo, y eso se había visto en el incremento de puestos en el mercado, la limpieza de la ciudad y en la ampliación del burgo comercial. Cada vez eran mas los artesanos que querían establecerse en Puy. Pierre observaba a Elisée y lo involucrada que estaba en la vida de la ciudad. Le contaba la cantidad de gente que estaba empezando a utilizar el hospital, y el efecto que esto estaba llevando a cabo entre los ciudadanos. 

Samuel había escrito un documento sobre salud e higiene, que se había leído en varias homilías de la iglesia y la abadía. La peste que se estaba produciendo en varios lugares de Europa había causado un pequeño temor entre la población , y con esas medidas el pensaba concienciar a las personas y evitar tal enfermedad. 

Cuando llegaron a las puertas del palacio Pierre estaba totalmente informado de lo que había sucedido durante su ausencia. Al entrar se dirigieron al salón de reuniones, llamando a la puerta para ser atendidos. Cuando el alguacil salió con cara de pocos amigos por haber sido interrumpidos, rápidamente cambio su rostro al ver al Conde. Las puertas del salón se abrieron y comunico la llegada de Pierre a todos los asistentes. Louis fue el primero en levantarse y saludarle, pero todos fueron haciendo lo mismo uno por uno. Al cabo de unos minutos Pierre tomo la palabra, agradeciendo a todos el trabajo que estaban realizando, la profesionalidad con que lo estaban haciendo y aprovechando para felicitarles a ellos y a sus familias las fiestas.  Aprovecho para invitarles a un pequeño tentempié la mañana de navidad y así poder charlar un poco con cada uno de ellos. Sabía que había muchos temas que resolver y no quería interrumpir más, así que los dejaba en buenas manos. Louis le acompaño hasta la salida, dejando al alguacil retomando el tema donde se habían quedado. Pierre le saludo y esperaba poder verle en la comida, si los asuntos le dejaban. Sino ya habría tiempo durante la cena. Se estrecharon las manos y se marcharon camino al Hospital.

Mientras Pierre y Elisée estaban camino del Palacio de Justicia, Blanca y Esclarmonde habían llegado al hospital. Tras un pequeño paseo por alguno de los pasillos encontraron a Sebastian atendiendo a algunos enfermos de fiebre en una de las estancias. Cuando este se giro y vio a las dos mujeres sonrió de alegría. Blanca sabía que Sebastian era una persona poco dada a mostrar sus emociones, pero sabía que la presencia de Esclarmonde le traicionaba. Lo vislumbro la primera vez que los vio, y lo confirmo el día de la boda de los Condes cuando estaban sentados juntos en la iglesia y mas tarde en el convite, pero hoy daba fe de ello. 

Se acercaron y se saludaron con dos besos en la mejilla. Preguntaron por un montón de temas, de como se organizaba el trabajo, que tal la relación con los dominicos, como era Samuel, cuantos cátaros habían venido a Puy. ¿Que hacia ella allí?, la muerte de Fulko, las negociaciones de Montsegur, y muchos mas fueron los temas que fueron debatiendo mientras paseaban por las habitaciones del hospital viendo a los enfermos. De vez en cuando paraban para saludar a alguno de los hermanos con los que se encontraban por los pasillos. Así andaban cuando se cruzaron con Pierre y Elisée que llegaban desde el Palacio de Justicia. 

Quedaba poco para la comida, y Pierre quería verlos a todos allí. Se excuso un momento, pues quería ver a Samuel para saludarle. Este estaba en su despacho organizando las guardias de los próximos días. Cuando vio a Pierre se levanto de inmediato y fue a saludarle. Estuvieron  departiendo durante un buen rato de diversos temas relativos al hospital y a la abadía. La comunidad cátara era muy eficiente y había traído un aire trabajador al hospital. Samuel estaba muy contento con ello, pero ahora tenia mucho trabajo administrativo, que a veces le impedía estar todo el tiempo que quería con los enfermos o enseñando a los aprendices. 

Pierre le dio la solución, Esclarmonde tendría que ser la persona indicada para que delegara sus funciones administrativas, así podría tener mucho mas tiempo en su labor científica. Samuel se entusiasmo con dicha idea, pero no sabia quien era ella. Pierre le invito a comer y así la conocería para que pudieran charlar tranquilamente.

Cuando todos llegaron al castillo la mesa ya estaba preparada, Molay les esperaba con una copa de vino en sus manos, dejándola al instante para abrazar con fuerza a Pierre. Se fueron sentando en la mesa uno a uno, presidida por Pierre y Blanca. Elisée se sentó al lado de Pierre y el resto fueron alrededor de ellos. Esclarmonde se puso en medio de Sebastian y Samuel, y Louis al lado de Pierre para irle informándole de asuntos concernientes con el Condado. Su mujer Maria le acompañaba a su lado. Fue una comida agradable. No solo charlaron de todo lo que pasaba en Puy, sino del viaje por el Languedoc de Pierre, las noticias de los ingleses, por cierto que Elena estaba embarazada, y muchísimos temas salpicados con el humor serio de Molay. 

Cuando acabo la comida Pierre mando traer un vino dulce y tomo la palabra. Les agradeció a todos el esfuerzo que estaban haciendo por la ciudad y el condado, la implicación que estaban teniendo y todo el tesón que estaban asumiendo. Quería que estos días de fiestas fueran para estar más próximos y poder disfrutar de su compañía, y como primer paso quería dar un recepción al personal y familia del consejo la mañana de Navidad. Quería que fuera extensible para los ciudadanos, por eso ese día en el mercado se pondría un puesto donde se repartiría vino dulce y pastas gratuitamente a cuenta del Conde de Puy. 

Le pidió a Blanca y a Louis que se encargaran cada uno de ellos de un tema, asintiendo ambos con la cabeza. Alzo la copa y dio un brindis a la salud de todos. Cuando se sentó siguió comentando con el resto alguna de las ideas que tenia. Le indico a Esclarmonde que quería que ayudara a Samuel con la organización del Hospital. Samuel tenía que estar a pie de cama, visitando enfermos y enseñando a los aprendices. Por ello tenia que delegar en una persona que organizara guardias, enfermeros, camas, comidas, habitaciones, abastecimiento, y un sinfín de temas que no podían entretener al medico jefe. Para ello tendría que aprender rápidamente. Se le daría una habitación en la abadía con mesa y armario para poder redactar documentos en cualquier momento que dispusiera tiempo. En el despacho del medico jefe, se habilitarían dos mesas para que pudieran trabajar en equipo aquellas veces que la situación lo requiriera. 

Por otra parte Samuel habilitaría una dependencia como aula para poder impartir enseñanzas a los aprendices, donde irían desarrollando documentos y dibujos sobre dolencias y remedios, para poder consultar cuando fuera necesario por los nuevos aprendices. Sebastian tenía una misión más difícil. Cuando partieron hacia Montsegur Domingo le indico que le nombraría Decano. Eso significaba que en la abadía de Puy no había dos grupos de monjes, ni dominicos ni buenos hombres. Todos trabajarían por igual y el encargado de realizarlo sería el. Por la noche en los rezos de nona Pierre explicaría los deseos de Domingo a todos ellos, se facilitaría otro destino aquellos monjes que creyeran que no están en disposición de llevar un trabajo de esa naturaleza, y a partir de ahí Sebastian no solo se encargaría de llevar a cabo dicha integración, sino la de las parroquias cercanas a Puy. 

Pierre había quedado con Ugolino para explicarle dicho plan, aunque ya se había redactado un documento y se lo habían mandado a Avignon. Tendría que seguir un modelo estándar, donde el como perfecto aunaría las reglas para ambas ordenes. Se tenía que modelar los sacramentos, incluir el consolamentum dentro de ellos y olvidar la endura. El rezo, ayuda al prójimo y celibato tenia que cumplirse a rajatabla, así como predicar la palabra de Dios por toda la geografía. Necesitaba una fusión de todo, para que nadie se sintiera ofendido. Esa era su misión, volver a la senda primogénita de los primeros cristianos. 

Dicho camino sería inspeccionado por Ugolino. Necesitaban una persona independiente, que viera desde fuera el esfuerzo que se estaba realizando para devolver a la iglesia todo su esplendor. Por ello le había invitado para la festividad de los Reyes Magos, para charlar sobre este asunto y ver los avances de la Universidad Pontificia de Puy. Pierre tenia en mente nombrarle Rector, y de esa forma tenerle mas implicado en todos los avances que se produjeran. Los ojos envidiosos serían menos si fuera el la cabeza visible de la Universidad, ya que en esa época de envidias derivadas de los crecimientos económicos de las ciudades podían perjudicarlos. Pierre no quería crear enemigos por los Egos de las personas, consideraba que es mejor estar en un segundo plano de ciertas cosas, y este era uno de ellos. Lo importante serian los responsables o directores de cada disciplina. Allí si que habría que intentar colocar a ciertas personalidades de renombre, pero cercanas a ellos, para poder diseñar un programa científico bastante acaparador e innovador.

Por otro lado Molay y Louis tendrían que seguir administrando el Condado. De ellos dependía el crecimiento económico y social. La ciudad tenia que mejorar en todos los aspectos, y sobretodo ser una ciudad abierta a los intercambios culturales. Tenía que  ser un referente de la cultura, y para ello la tolerancia tenía que imperar. Eso se conseguía implicando a todos los estamentos ciudadanos en las tomas de decisión del Consejo. La mano izquierda de Louis tendría que ser cada vez mayor, y para ello las reuniones y negociaciones continuas. Los reglamentos tendrían que funcionar con una claridad meridiana, siendo revisables cada vez que sucediera alguna situación no contemplada en ellos. Y muy importantes, ser agradecidos con todos los colaboradores. Las obras del canal aumentarían el comercio con los condados vecinos, así como las relaciones con ellos. Había que firmar contratos marcos, que beneficiaran a ambas partes. Las relaciones con Clemond, Saint-Etienne y Valence se tenían que fortalecer, para crear una mancomunidad poderosa en el centro de Francia.

Todos escuchaban con atención. Pierre tenía una personalidad tan grande que sus palabras embrujaban a los presentes. Era una palabra con fuerza, que conseguía convencer a la primera. Pero a la vez era una persona participativa, sabia delegar en las personas que le rodeaban y sobretodo confiar en ellos. Nadie de los que le rodeaban dudaba de la palabra de Pierre y se sabían respaldados en cada una de las decisiones que tomaban. Esa era su gran virtud, por eso la gente confiaba en el y tenía tanta responsabilidad sobre sus espaldas. Quería un mundo mejor y estaba entregado a esa causa. 

Los cataros eran su camino, consiguiendo su integración en la iglesia conseguiría grandes pasos en su objetivo final. Elisée lo sabia, entendía lo que le pasaba por su cabeza, y lo apoyaba con todo el cariño de su corazón. Formaban un equipo perfecto y  lo creía ella, y por eso también sabia que tenia que hacer sacrificios. Pero ahora era el momento de disfrutar. Elisée se levanto e interrumpió a Pierre. Alzo su copa y brindo por la prosperidad de Puy, pero sobre todo por la felicidad de todos los que se encontraban allí. Todos se levantaron y alzaron sus copas, chocándolas entre ellos. Elisée beso a Pierre y todos aplaudieron. 

Los temas fueron a partir de ahí mas mundanos, empezaron a contar chismes y cotilleos de lo que les rodeaba, de los viajes, y de noticias de fuera de ellos. La proximidad de la partida a Tierra Santa era inminente, con lo cual los Reyes están  tranquilos en cuanto a sus asuntos políticos de guerra. Solo Felipe II Augusto parecía estar intranquilo y había generado problemas en la parte norte de Francia, realizando movimientos de tropas por dicho lugar. El resto esta aprovechando para firmar tratados de paz mientras durara la Cruzada. Andres II de Hungria ya estaba en Brindisi, y ya quedaba solo un mes para partir.


Pierre intento pasar el mayor tiempo de las fiestas en compañía de la familia. Madrugaba bastante para resolver los asuntos que estaban pendientes, o realizar visitas que ya estaban programadas. El buen quehacer de Louis y Molay le había facilitado el trabajo, y menos una sesión del Consejo que tuvo que presidir, y la visita a Saint Eitienne para reunirse con Aramis y demás miembros del Canal, el resto pudo delegarlas en los demás. Pierre quería observar desde fuera lo que se estaba realizando, ver posibles mejoras que se podían realizar. La verdad que eran muchos los proyectos que se estaban llevando a cabo, y muchas veces dudaba si alguno de ellos se podrían finalizar como se habían concebido. 

Aun así los días iban pasando, y las reuniones se iban sucediendo. Los convites eran una forma de poder charlar con mucha gente e intercambiar ideas nuevas desde muchos puntos de vista. La llagada de Ugolino también incentivo la vena creativa de Pierre. Nuevas ideas se pusieron sobre la mesa y se establecieron mecanismos para estudiar cada una de ellas. Ugolino estaba encantado de ser el Rector de la Universidad Pontificia de Puy. Estaba de acuerdo en que Pierre nombrará a los Directores de Medicina y Leyes, dejando la Teología en sus manos. Comprobó la integración que estaban teniendo cátaros y dominicos dentro de la abadía, funcionando como solo una orden mendicante, así como el trabajo que se realizaba en el Hospital. Quedo maravillado con la seriedad y disciplina de Esclarmonde en la organización del hospital. Las obras en infraestructuras de Puy le lleno de envidia, se estaba convirtiendo en una ciudad modelo, y le gustaba la idea de poder alternar su vivienda entre ella y Avignon. Pierre le enseño el Palacio de Justicia y la labor que se estaba llevando a cabo en sus dependencias, la integración de todas las clases sociales en la política de la ciudad, en su economía y en el reparto de la justicia. Todo era mejorable, pero se estaban marcando una línea para la igualdad de todos. 

Durante las semanas que estuvo en Puy, pudo comprobar la relación que Pierre tenia con sus vecinos, la delegación que tenía con Louis, Molay y Samuel, la ayuda que le prestaba Elisée y la vigilancia de Blanca. Era un mecanismo perfecto, que hacían de Puy una ciudad moderna. Ese era el camino, pensaba Ugolino. Y desde su cargo de Rector y de Arzobispo de Avignon lo intentaría llevar a cabo, ese era el modelo a seguir.

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